Posadas

Sólo en el último mes, rescataron a siete yararás en Posadas

cargando anuncio

Así lo confirmó el herpetólogo Amado Martínez, quien aseveró que la aparición de este tipo de serpientes está vinculada a la pérdida de su hábitat natural, por la creciente urbanización y desarrollo de actividades agropecuarias. “Cascabeles y culebras, hace rato que no se ven”, aclaró el especialista.

Sólo en el último mes, rescataron a siete yararás en Posadas

[vc_row][vc_column][vc_column_text]Así lo confirmó el herpetólogo Amado Martínez, quien aseveró que la aparición de este tipo de serpientes está vinculada a la pérdida de su hábitat natural, por la creciente urbanización y desarrollo de actividades agropecuarias. “Cascabeles y culebras, hace rato que no se ven, estas son de pastizales y se vieron favorecidas por la reproducción de cuises”, comentó el especialista tras la aparición de un gran ejemplar de yarará crucera en la Costanera de Posadas, a metros de la estatua de Andresito Guacuararí.[/vc_column_text][vc_column_text]POSADAS. Sólo en el último mes, unas siete serpientes fueron rescatadas en zonas urbanas de Posadas, según lo confirmó este lunes el herpetólogo Amado Martínez, el referente de la Asociación Civil “Yarará en Acción”. El último fin de semana, la ONG rescató una yarará cruceña de gran tamaño –cercana a los 2 metros- que llegó a la Costanera de Posadas en cercanías al monumento a Andresito Guacurarí. Según el especialista, se trata de una hembra de la especie Bothrops alteratus, que está preñada. Martínez enfatizó que estas serpientes se empiezan a ver en zonas urbanas por la pérdida de su hábitat natural, producto de la creciente urbanización y desarrollo de la agricultura. Pero aclaró que la situación de las yararás es diferente de la de otras especies de ofidios que en otros tiempos se podían encontrar en la provincia, tales como las serpientes de cascabel.

“Las serpientes siempre tienen su circo propio; generan muchas cosas, repulsión, admiración, pero nunca pasan desapercibidas”, comentó Martínez sobre el revuelo generado por la presencia del reptil este domingo por la noche, cuando, pasadas las 20.30, él mismo se encargó de capturar sano y salvó al ejemplar. “Hoy en día hay muchos que las tienen como mascotas y las protegen. Pero es difícil cambiar la mentalidad de los que ya tienen enquistado eso de que las serpientes representan al demonio”, añadió Martínez.

En defensa de los ofidios, el biólogo remarcó que no son animales peligrosos si se los maneja con cuidado. “No tienen el veneno para andar picando a la gente, sino para cazar y alimentarse. Tienen que vivir en su ambiente y territorios. Pero estamos modificando todo y estos desequilibrios pasan por algo”, subrayó Martínez apuntando a la pérdida del hábitat natural de las serpientes.[/vc_column_text][vc_media_grid element_width=”3″ grid_id=”vc_gid:1504546707190-0d306010-62e7-3″ include=”128567,128626,128627,128628″][vc_column_text]“En este mes, rescatamos y liberamos unas seis o siete de estas (yararás)”, reveló el herpetólogo, subrayando que se trata de una “especie de campo, que viven más cerca de la ribera del Paraná. Hubo muchos cambios (en el hábitat). El agua se retiró de la costa donde había pasto. Además los pastos se secaron por el frío eso hace que queden al descubierto en su territorio”, consideró Martínez.

Según Martínez, las siete yararás rescatadas de zonas urbanas de Posadas, representan un llamado de atención, porque “ni empezamos el verano” –el periodo de mayor calor del año es el de mayor actividad de los reptiles, que dependen del ambiente para regular su temperatura corporal. “Nosotros nos reproducimos como ratas, estamos urbanizando todo”, aclaró Martínez insistiendo sobre el problema de la pérdida del hábitat natural de estas y otras serpientes y animales silvestres.

“Cascabeles y culebras hace rato que no se ven. Estas son de pastizales y se vieron favorecidas por la reproducción de cuises”, aseveró Martínez.

Respecto del ejemplar que capturó este domingo, Martínez explicó que “debe tener como 15 años. Es una hembra adulta que para llegar a ese tamaño y edad, no tiene que haberse cruzado con muchos humanos”, opinó el especialista. Además, recordó que la Bothrops alteratus es una especie ovovivípara, por lo que este ejemplar lleva dentro huevos que deposita cuando están cerca de eclosionar. “Suelen tener de 20 para adelante, pero una vez que nacen, son abandonados”, aclaró Martínez, señalando que la mayor parte de las crías no llegan a la vida adulta en estado salvaje.

Sobre el final de la entrevista, Martínez aclaró que una picadura de estos ofidios entraña riesgos pese a que se pueda acceder rápidamente al suero antiofídico. Es que el suero está creado para impedir que el veneno neurotóxico siga actuando pero, una vez ingresado al torrente sanguíneo, el veneno va dañando a los distintos órganos a los que llega. Las secuelas que deje la picadura estarán vinculadas al grado de daño que haya producido el veneno en los órganos de la persona picada, de ahí que sea crucial acceder rápidamente al suero antiofídico. Y más importante aún, tratar de evitar la picadura de estos animales.[/vc_column_text][vc_facebook type=”button_count”][vc_tweetmeme][vc_column_text]JMM.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]

Comentarios