En la última entrega del programa “Abro Debate” en Misiones Cuatro, la psicóloga Liliana Almirón ofreció una profunda reflexión sobre las diferencias entre perdonar y disculparse, y cómo estos conceptos impactan nuestras relaciones interpersonales y nuestro bienestar emocional.
Almirón comenzó su columna destacando una distinción crucial: “Perdonar y olvidar no son lo mismo, son dos cosas completamente distintas, y creo que es importante diferenciarlas”. Según la psicóloga, el acto de disculparse resulta ser una opción más adecuada en situaciones cotidianas en comparación con pedir perdón, ya que el término ‘perdón’ conlleva una connotación religiosa que puede implicar una jerarquía superior. “El perdón tiene esa carga de alguien superior que concede ese perdón, y por eso creo que no siempre aplica en todas las situaciones”, explicó.
Almirón subrayó que cuando se comete un error o se reacciona de forma inapropiada, lo más adecuado es pedir disculpas. “‘Disculpame, no fue mi intención’ suena más adecuado que ‘perdóname’, porque no estás colocando a la otra persona en una posición de superioridad ni te estás menospreciando a vos mismo”, argumentó. Esta perspectiva, según la psicóloga, promueve un trato igualitario entre las personas y facilita una comunicación más honesta.
La psicóloga también abordó la importancia de la autoevaluación en el proceso de disculparse. “Es fundamental primero darse cuenta de que uno mismo cometió un error, ya sea en el mismo momento o después de reflexionar sobre lo sucedido”, dijo Almirón. Usó como ejemplo el caso de alguien que insulta a otra persona en un momento de enojo y luego, tras reflexionar, decide disculparse reconociendo su error.
Almirón también advirtió sobre los peligros del perdón cuando se convierte en un ciclo sin fin, donde una persona sigue pidiendo perdón sin cambiar su comportamiento. “El problema del perdón, a veces, es que se puede sentir como un ciclo sin fin cuando alguien pide perdón una y otra vez pero no cambia su comportamiento”, indicó. En tales casos, el perdón puede perder su valor, y es crucial evaluar si es necesario establecer límites para protegerse.
Finalmente, Almirón concluyó que el perdón y la disculpa deben ser decisiones personales basadas en una reflexión interna sobre nuestras propias necesidades y el bienestar emocional. “No siempre perdonar o disculparse es lo mejor. Cada situación es diferente y cada persona tiene derecho a decidir qué es lo mejor para su bienestar”, afirmó.