Posadas

Portero dijo que fue acosado sexualmente por un policía armado y que no le tomaron le tomaron la denuncia en la Comisaría 15ª

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Pablo González, de 43 años, contó la dramática situación que vivió en el NENI 2091 del barrio Néstor Kirchner, cuando el policía del destacamento lo retuvo violentamente y le propuso tener sexo, mientras tenía una de sus manos en su arma reglamentaria. Según el trabajador, logró escapar y se presentó en la Comisaría de San Isidro, pero el comisario se negó a recibir la denuncia y lo envió a la Comisaría de la Mujer de Itaembé Miní.

Portero dijo que fue acosado sexualmente por un policía armado y que no le tomaron le tomaron la denuncia en la Comisaría 15ª

POSADAS. Una gravísima denuncia de acoso sexual y abuso de autoridad se conoció este viernes, luego de que el portero del NENI 2091 del barrio Néstor Kirchner, radicara una denuncia contra un policía identificado como Pablo G. En diálogo con el Noticiero Central de MisionesCuatro, Pablo González contó lo que sufrió este jueves por la mañana en el establecimiento, cuando el uniformado le propuso hacerle una felación y luego tener sexo, estando armado.

Además, González reveló que el comisario Morínigo de la Comisaría 15ª se negó a tomarle la denuncia y lo mandó a presentarse ante la Comisaría de la Mujer de Itaembé Miní. Según el portero, el comisario habría revelado que el uniformado en cuestión, había sido trasladado al destacamento frente al NENI 2091 porque ya habría mantenido relaciones sexuales con detenidos.   

“Hace dos días me presenté a la escuela a trabajar a las 8 de la mañana, como siempre. Saludo al policía que está en el destacamento, al frente del NENI en el barrio Néstor Kirchner. Se acerca, hablamos de la seguridad del barrio. Le estrecho la mano y me dedico a mis actividades. Y dice ya vengo, cierra su destacamento y al rato veo que está atrás mío. Me siguió”, comenzó su relato el portero, sobre el presunto acoso que sufrió el 9 de febrero, según su denuncia.

De acuerdo con González, con el policía identificado como Pablo G., “nos dirigimos al aula 9 y en esa aula está el baño del NENI, observamos el lugar y nos retiramos, porque no había más nada que ver. En ese interín, se sienta y me agarra el brazo, y me retiene violentamente. Y me hace una propuesta indecente, de tener relaciones sexuales oral, y después sexual”, sostuvo González, añadiendo que observó que “su mano derecha apoyaba su pistola reglamentaria y la izquierda retenía mi brazo y me empujaba hacia él, y quería tener sexo sí o sí”.

El portero afirmó a este medio que quería salir del aula, “sobre todo viendo que tenía la mano sobre el arma. Sus propuestas son irreproducibles”, dijo González, y agregó que en determinado momento, “estiro violentamente el brazo hacia atrás y salgo corriendo al patio”,

“Le pedí que se retire levantando la voz para que alguien escuche, lamentablemente no había nadie en el barrio. No quería retirarse y me insistía, pero al final salió tranquilamente, abrió su destacamento y se sentó”, detalló González. Ante esa situación, el portero dijo que “no sabía qué hacer, llamé a la directora para avisarle que iba a hacer una denuncia. Ella me dio el OK”, amplió el portero.

En ese contexto, ocurrió lo impensable, pues, no le quisieron tomar la denuncia. “Me voy a la comisaría 15ª que está en San Isidro, me atiende el comisario Morínigo, explico (lo que pasó) y le dije que iba a hacer una denuncia. Pero no me tomó la denuncia y me derivó a la Comisaría de la Mujer. No me quiso tomar la denuncia”, denunció el trabajador.

De acuerdo con el portero, el comisario le hizo una revelación grotesca, que lo motivó a radicar la denuncia. “Morínigo me relató que este hombre, el policía, fue trasladado a Néstor Kirchner porque tenía problemas dentro de la comisaría porque realizaba ese tipo de actos, porque tenía sexo con los presos. Es lo que más me llamó la atención, me pone mal y me inspiró a hacer la denuncia”, insistió González.

“No quise dejar esto así porque cómo puede estar un hombre así, apañado por su jefe”, completó el portero, sobre el acoso sexual y abuso de autoridad, en el que incurrió el uniformado. “Tuve miedo, me retenía violentamente y me proponía esas aberraciones. Ahora estoy empastillado, psicológicamente, esto me impactó mucho”, contó González, y añadió que no regresó a su lugar de trabajo, por temor. “No quiero acercarme porque no me siento bien”, concluyó.

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