Posadas

Se cumplen 5 años del femicidio de Lucía Maidana

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Este viernes se cumplen 5 años del aberrante femicidio ocurrido el 6 de abril de 2013 en Posadas. Lucía tenía 23 años.

Se cumplen 5 años del femicidio de Lucía Maidana

[vc_row][vc_column][vc_column_text]Este viernes se cumplen 5 años del aberrante femicidio ocurrido el 6 de abril de 2013 en Posadas. Lucía tenía 23 años. [/vc_column_text][vc_single_image image=”167363″ img_size=”full” alignment=”center”][vc_column_text]POSADAS. Este 6 de abril se cumplen 5 años sin Lucía Maidana, la estudiante universitaria brutalmente golpeada, violada y quemada dentro de su departamento en 2013. El aberrante femicidio continúa impune.

A propósito del aniversario, en la mañana de este viernes, familiares y amigos de la joven, en compañía de algunas organizaciones y estudiantes realizarán una marcha desde el Anexo de la Facultad de Humanidades (San Lorenzo y Mitre) hasta el Juzgado que lleva adelante la causa.

El caso de Lucía Maidana sigue impune y los familiares insisten en que los responsables son varios, quienes siguen caminando entre los posadeños, con total impunidad.

La joven estudiante de Comunicación Social, fue violada y murió por asfixia en el departamento que alquilaba en Barrio Palomar. El o los criminales, golpearon a la joven en la cabeza, dejándola moribunda, e incendiaron el inmueble para borrar las pruebas materiales.

El único imputado que tiene la causa que lleva adelante el cuestionado Juez de Instrucción nro. 1 Marcelo Cardozo, es un ex estudiante universitario que vivió un tiempo en el inquilinato de calle Estado de Israel.[/vc_column_text][vc_single_image image=”167364″ img_size=”full” alignment=”center”][vc_column_text]Se trata de Nicolás Sotelo, un joven que había tenido altercados con las hermanas Lucía y Felicitas Maidana, en los meses previos al salvaje femicidio. La familia y allegados de Lucía, junto con la abogada que los representa, Roxana Rivas, insistieron en que Sotelo no debe ser sobreseído, más allá de que no se lo pueda ubicar en el lugar del crimen, con pruebas judiciales.

Es que para la justicia está comprobado que Sotelo tenía las llaves del departamento de la víctima. El ex estudiante de Antropología habría accedido a las llaves en un confuso y violento episodio con las hermanas Maidana, semanas antes del crimen.

Consumado el femicidio, Sotelo trató de deshacerse de las llaves arrojándolas a un inmueble cercano a la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales en Posadas. “Estas llaves me pueden traer problemas”, habría dicho según testigos. Las laves fueron encontradas en 2015, a dos años del crimen.

Este dato es clave y por eso Sotelo no fue sobreseído: sería cómplice de, el o los femicidas, o inclusive, el instigador del crimen. El joven de por entonces, 24 años, tenía motivos para agredir a las hermanas Maidana porque había sido expulsado del inquilinato a raíz de una denuncia de las jóvenes.

Sotelo estaba maltratando a su pareja y fue denunciado a los propietarios del inquilinato, que decidieron expulsarlo. Tras su expulsión, el joven había jurado vengarse de las hermanas.

Al respecto de la pista de Sotelo la abogada Rivas, mencionó en una entrevista con MisionesCuatro, al cumplirse cuatro años del crimen de Lucía: fue “a través de testigos aportados por él mismo”, que se obtuvo declaraciones que indicaban que el propio Sotelo “ofrecía las llaves para que fueran a robar”.

“Una ex novia de Sotelo (declaró) que se les cae las llave y Sotelo las toma. Por lo menos las conserva por seis o siete meses”, recordó la abogada querellante.La puerta no estaba forzada y, (dado que Sotelo) tenía un juego de llaves, se lo coloca como sospechoso”, sostuvo Rivas.

La pista que vincula el crimen de Lucía a la barra de Guaraní

Por otra parte, existiría un nexo entre Sotelo y personas ligadas a la Barra Brava del club Guaraní Antonio Franco. Sobre este vínculo entre Sotelo y los barras, la abogada explicó que “surgen a través de los testimonios de la coartada de Sotelo”.

El único imputado en la causa dijo haber estado con una serie de personas que luego fueron llamadas de declarar. “Muchos eran de la barra de Guaraní y tenían vínculos con Sotelo. Dentro de esos encuentros, comentan que Sotelo se jactaba de tener la llave y de ofrecerla (para robar). Nadie dijo a quién le entregó las llaves”, subrayó Rivas a este medio.

En tono crítico a la investigación judicial y policial, Rivas sostuvo: Se cotejó (el ADN hallado en el cuerpo de Lucía) con todos los (barras) de los que se pudo obtener datos. No sabemos cuántos o quiénes son (los barra bravas)”, expuso Rivas, insistiendo en que esa pista no quedó del todo esclarecida.

Y esta pista podría ligar el crimen de Lucía con la clase política posadeña: los barras de Guaraní han mantenido y mantienen vínculos con el narcotráfico. Pero también podrían estar vinculados con dirigentes y punteros políticos, que los utilizan en tareas de seguridad y como “grupo de choque”.

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