
Según Alarcón, la situación es crítica: “La calle y toda la chacra están abandonadas. Las calles son intransitables, cada vez peor, desde hace un año más o menos. Están destruidas por las lluvias”. Los problemas han empeorado con el tiempo, y las recientes precipitaciones solo han agravado la situación, dejando a los residentes luchando para mantener el acceso a sus hogares.
Alarcón enfatizó que, a pesar de los múltiples reclamos realizados a las autoridades locales, no se ha recibido ninguna respuesta satisfactoria. “Todo el reclamo que se hace no tiene respuesta”, afirmó, subrayando el sentimiento de desamparo que sienten los vecinos.
La falta de mantenimiento ha llevado a los residentes a tomar medidas por su cuenta. “Hay que poner el lomo cada uno”, comentó. La vecina detalló que ha limpiado lo que ha podido, sacando montículos de tierra y rellenando cunetas formadas en medio de la calle. “Yo limpio lo que puedo. Saqué montículos de tierra. Los vehículos se rompen, no puede entrar nadie”, agregó.
La situación ha obligado a los vecinos a intervenir directamente, a menudo realizando reparaciones temporales para permitir el acceso a sus propiedades. A pesar de estos esfuerzos, el problema persiste y se ha convertido en una carga constante para la comunidad.