POSADAS. Pedro Méndez, director regional del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) consultado por Misiones Cuatro brindó detalles sobre esta especie y remarcó la importancia de evitar que el caracol africano se sigan reproduciendo.

En Misiones se detectó este animal por primera vez en el 2010, en la localidad de Puerto Iguazú, en ese momento el Senasa conjuntamente con otras Instituciones, realizaron un seguimiento para controlar su propagación, sin embargo, esto no pudo ser posible y en 2019 fueron nuevamente detectados en el municipio de Wanda y Eldorado.

De acuerdo con los dichos del director regional del Senasa, en diciembre recibieron una denuncia sobre un posible foco de caracoles africanos en Eldorado, que pudo ser constatado por la entidad. Actualmente esta especie se encuentra en Misiones, en las localidades de Puerto Iguazú, Wanda y Eldorado.

El Senasa una vez que es alertado sobre posibles focos, realizan monitoreos en la zona y se encargan de difundir entre los vecinos información y materiales para la detección del animal. En ese sentido Méndez, contó que el viernes pasado, realizaron una capacitación a los agentes de la Municipalidad de Eldorado para que puedan tratar el problema, esto permite que el municipio pueda afrontar a través de Control de Vectores con esta plaga.

Los caracales africanos se caracterizan principalmente por su gran tamaño, pueden llegar a medir hasta 20 centímetros de largo, presenta un color amarronado y tiene bandas longitudinales de color castaño claro y oscuro. Es importante no confundirlos con especies nativas, ya que en Misiones hay caracoles que también son de gran tamaño.

La especie invasora, en la provincia, fueron detectadas en zonas urbanas y semiurbanas, por lo que, hasta el momento, esta especie que es una plaga polífaga, no afectó ninguna plantación. Sin embargo, estos caracoles representan un problema para la biodiversidad, ya que compiten con especies como los moluscos nativos, por tener características similares.

Asimismo, el caracol africano también representa un riesgo para la salud pública, ya que son vectores de parásitos (nematodos) por lo que se recomienda no tocarlos y evitar el contacto con su baba.