Garay admitió que no pueden verificar el cumplimiento de precios en el té

[vc_row][vc_column][vc_single_image image=”198862″ img_size=”full”][vc_column_text]El Ministro del Agro, José Luis Garay, admitió que han tenido “algunas” denuncias de incumplimiento de precios a los productores tealeros, pero recalcó que no cuentan con la capacidad operativa –en personal- para garantizar el cumplimiento de precios. “No podemos tener un inspector en cada balanza de la industria tealera, para verificar el cumplimiento de precios”, admitió. El precio del té se fijó en 3,15 pesos por kilo de brote y 22,37 pesos por la rama puesta en secadero.[/vc_column_text][vc_column_text]POSADAS. “No podemos tener un inspector en cada balanza de la industria tealera, para verificar el cumplimiento de precios”, admitió el Ministro del Agro y la Producción José Luis Garay, en un verdadero sincericidio que deja en evidencia que no se cumplen los precios productivos, no sólo en la producción tealera.

Garay habló este viernes con MisionesCuatro, informando que habían logrado acordar precios entre industria y productores, luego de arduas negociaciones durante cerca de un mes, en el Coprote (Comisión Provincial del Té).

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Para la campaña de este año, según el ministro, pese a la volatilidad del dólar, “que tiene mucha incidencia, en los insumos para las laborales culturales”, se acordó un precio de “$3,15 el kilo del brote de té puesto en secadero y de $22,37 para el té en rama, también puesto en secadero. Es un precio justo para el productor y el comprador nuestro lo va a poder pagar”, opinó Garay.

Repreguntado, Garay admitió que no se cumplen los precios que se fijan para la producción tealera. “Hemos recibido algunas quejas, lo que hacemos es tramitarlas. No podemos tener un inspector en cada balanza de la industria tealera, para verificar estrictamente el cumplimiento de precios. Se ha pedido colaboración a la Dirección General de Rentas, que verifican las transacciones comerciales que hacen las empresas y hacen inspecciones”, comentó Garay.

El ministro es consciente que al no haber inspectores, cabe la posibilidad de que se comercialice producción en negro o que lo que se firma en las facturas no corresponda a lo realmente vendido, pero argumentó que hay una carencia de recursos humanos por parte del Estado.

“Quisiéramos un sistema perfecto en el que controlemos todo. Pero no podemos tener la cantidad de gente necesaria para un control de este tipo”, sostuvo el funcionario.