POSADAS. En los últimos días, la Subsecretaria de Relaciones con la Comunidad del Ministerio de Gobierno, Myriam Duarte, sorprendió a propios y extraños al proponer un plan integral para trabajar a partir de la atención psicológica, “con varones con conductas agresivas, que están están pidiendo ayuda”.

En diálogo con MisionesCuatro, Duarte admitió que en Misiones, “falta formación en perspectiva de género”, como ocurre cada vez que un oficial de policía no toma una denuncia por violencia de género “y la persona es revictimizada al tener que volver a contar (el delito sufrido)”.

La funcionaria a cargo de la línea 137, admitió estar preocupada por los casos más salvajes de abuso sexual que se vienen registrando en la provincia, como la conocida violación “en manada” ocurrida en Candelaria, el 1ro. de Enero.

Pero ponderó lo que ella percibe como un “cambio cultural”, pues, “cuando las niñas y niños adolescentes denuncian a personas adultas, ya no ocurre como antes que se acalla a la víctima o se la responsabiliza (del crimen sufrido). Vemos todos los días que madres acompañan a sus víctimas”, resaltó.

Es crucial el ¿trabajo con los varones violentos?

Sin embargo, Duarte terminó por demostrar en su discurso, la falta de formación en perspectiva de género, al colocar a los varones violentos o agresivos, en el plano de la patología psicológica, lo que, de alguna manera, termina exculpándolos por los delitos de corte sexista.

“Si no trabajamos con los varones, la demanda al Estado va a ir creciendo y las respuesta va a ser mala”, opinó Duarte, insistiendo en que se debe “trabajar con el agresor”. Para ilustrar este punto, Duarte sostuvo que psicólogos de una cierta comunidad “nos comentan que trabajan con tres víctimas de un agresor, pero nadie trabaja con el agresor”.

 “Hay otro tipo de trabajo a implementar, como plan integral. Además del apoyo a las mujeres indefensas, hay que también trabajar con varones con conductas agresivas, que están judicializados y están pidiendo ayuda”, reveló Duarte, sin explayarse sobre a qué se refiere con “trabajar” o “reeducar” a varones violentos.

Desde luego, con este planteo, Duarte parece poner en un mismo plano –en términos de atención psicológica– a las víctimas y a los victimarios en casos de violencia de género, lo que, de hecho, implica una negación de la dominación de género y del carácter de subordinación que experimenta la mujer en sociedades patriarcales.

De hecho, parece insólito que el Estado destine recursos para “resocializar” o “recuperar” a varones que incurren en delitos enmarcados en la problemática de la violencia sexista y que, en cuanto criminales, pertenecen a la esfera de la Justicia penal.