
Javier Balmaceda, un hombre que sufrió torturas en el Penal de Loreto en 2001 y que quedó con una discapacidad motriz debido a las golpizas recibidas, denuncia el abandono por parte del Estado provincial. A pesar de contar con una pensión, su situación es precaria, ya que, para poder subsistir, se ve obligado a vender bolsas de residuos, repasadores y estampitas en un semáforo.
“Tengo una discapacidad”, afirmó a Misionescuatro y subrayó que su día a día es una lucha constante. “Lamentablemente estoy en el semáforo vendiendo estampitas, bolsitas de residuos y repasadores. Tengo una pensión y sigo trabajando para ganarme el pan de cada día”, relata, visibilizando la situación de vulnerabilidad extrema que enfrenta.
El hombre, quien denunció en su momento los abusos sufridos, asegura que la respuesta estatal fue nula. “Abandonado por el gobierno de Misiones”, declara con impotencia, y agrega que la denuncia que presentó por abandono de persona permanece sin avances. “La denuncia está encajonada, no le pude ganar al Gobierno”, denuncia.
Balmaceda recordó que, en su momento, el gobierno provincial le proporcionó una vivienda por dos años, pero esa situación cambió abruptamente cuando el dueño del terreno reclamó la propiedad y él fue desalojado. “Me dieron una casa por dos años, apareció el dueño del terreno y me desalojaron. El lugar me había dado el gobierno”, explica, al señalar que tras ser desalojado se quedó en la calle, situación que persiste hasta el día de hoy.
A pesar de sus graves problemas de salud, que incluyen cirugías de cadera y dolores crónicos con un 80% de discapacidad, su situación no ha mejorado. “El dinero no me alcanza, estoy en situación de calle y sobrevivo con esto”, dice, apelando a la solidaridad de la gente para poder continuar con su vida diaria.