Los tres nuevos imputados, que se suman al neurocirujano Leopoldo Luque y la psiquiatra Agustina Cosachov, son el psicólogo Carlos Díaz y los enfermeros de la empresa “Medidom” Ricardo Omar Almirón, quien lo cuidó en el tuno noche/madrugada, y Gisella Madrid, quien lo hizo en el turno mañana.
Según fuentes ligadas al expediente, para el equipo de investigadores coordinado por el fiscal general de San Isidro, los tres pudieron haber tenido “por acción o negligencia” algún grado de responsabilidad en un eventual “homicidio culposo”. Los fiscales dispusieron que los tres quedaran relevados del juramento de decir verdad, ya que comenzaran a ser investigados como imputados, y fijaron audiencia para que el viernes 12, se presenten en la Fiscalía General de San Isidro para labrar el acta correspondiente y designar abogados.
En el caso del psicólogo “Charly” Díaz, uno de los investigadores judiciales, reveló a Télam que “del análisis de la mensajería instantánea surge que tenía un papel preponderante en las decisiones que se tomaban a nivel médico”.
En cambio, la imputación a los enfermeros, está vinculada a que, para los fiscales, como profesionales de la salud que estuvieron en contacto con Maradona en las últimas horas de su vida, podrían haber advertido el cuadro que condujo a su deceso si quizá lo hubieran controlado de manera más rigurosa.
Almirón ya había declarado, pero como testigo. Había dicho que antes de retirarse a las 6 de la mañana, ingresó a la habitación y notó que Maradona respiraba. Madrid, quien esa mañana relevó a Almirón y estaba presente al momento de la muerte de Maradona, es la enfermera que al declarar ante los fiscales en dos oportunidades reconoció que, una vez conocido el deceso del astro del fútbol, su coordinador le ordenó que redactara un informe falso en el que dejara asentado que ella le había hecho los controles, cuando en realidad esa mañana nunca ingresó a la habitación del “10” para “dejarlo dormir” y porque el ídolo se había peleado con ella y no la dejaba entrar.
En tanto, los fiscales Iribarren, Ferrari y Capra le solicitaron en un escrito al juez de Garantías 2 de San Isidro, Orlando Díaz, que autorice la apertura de los dos celulares marca iPhone -uno negro y otro gris oscuro-, que pertenecían a Maradona y que fueron secuestrados en su propia habitación.
La segunda testigo de la jornada será Romina Milagros Rodríguez, más conocida como la cocinera “Monona”, quien ya había declarado en el expediente y estuvo en el momento en el que Maradona falleció.
El tercer y último testigo convocado para el miércoles, pero a las 12.30, es un acompañante terapéutico llamado Carlos Cotar. Un cuarto testigo cuyo testimonio quedó diferido para cuando pueda ir a declarar, luego de cumplir el debido aislamiento porque regresó de un viaje al exterior, es el de Carlos Álvarez, exdirector del instituto cardiovascular Sacre Coeur de Palermo, cerrado en 2012, donde Maradona fue internado en 2000 luego de la descompensación que sufrió en Punta del Este y donde se le hizo una intervención para mandar a analizar una muestra de su miocardio a Estados Unidos y se diagnosticó una cardiopatía severa.
Los fiscales le pedirán a Álvarez que aporte la historia clínica de aquella internación a la que hizo referencia el exmédico de cabecera del “Diez”, Alfredo Cahe, en su declaración como testigo de la semana pasada.
De acuerdo con los resultados de los estudios toxicológicos realizados, Maradona no tenía alcohol ni drogas ilegales en su organismo, aunque sí detectaron psicofármacos. El foco de la investigación penal está puesto en determinar si la internación domiciliaria era la adecuada para un paciente como Maradona y si hubo mala praxis médica.