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El 24% de los adolescentes del NEA que trabajan no asisten a clases

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El 17,9% de los chicos y chicas de 16 a 17 años realiza al menos una actividad productiva. Sin embargo, un alto porcentaje de quienes trabajan no concurren a la escuela, según revela un informe del Indec.

El 24% de los adolescentes del NEA que trabajan no asisten a clases

[vc_row][vc_column][vc_column_text]El 17,9% de los chicos y chicas de 16 a 17 años realiza al menos una actividad productiva. Sin embargo, un alto porcentaje de quienes trabajan no concurren a la escuela, según revela un informe del Indec.[/vc_column_text][vc_single_image image=”207474″ img_size=”full” alignment=”center”][vc_column_text]En la región, el 17,9 por ciento de los adolescentes de 16 a 17 años realiza al menos una actividad para el mercado laboral. Esto incide en su instrucción formal, ya que el 24 por ciento no concurre a clases, pese a ser obligatorio por la Ley Nacional de Educación.

La Encuesta de Actividades de Niños, Niñas y Adolescentes (2016 -2017) revela que en las zonas urbanas, el 17,9 por ciento de los adolescentes de 16 a 17 años, realiza alguna actividad para el mercado en el Nordeste argentino. Junto al Gran Buenos Aires, que registra igual porcentaje, es la segunda región con el número más alto del país.

El NOA lidera los indicadores con un 20,3 por ciento de los adolescentes trabajadores. La media nacional es de 17,2 por ciento. Los registros más bajos se ubican en la Patagonia, donde se contabiliza un 11 por ciento de chicos y chicas de 16 a 17 años que trabajan.

En las zonas urbanas del NEA, el 12,3 por ciento de las personas de dicha franja etaria, realizan actividades  domésticas intensivas. Esto significa que dedican más de 15 horas semanales a tareas del hogar como limpieza, cocina, cuidado de niños y adultos mayores, entre otras.

En tanto, el 4,1 por ciento realizan actividad para el autoconsumo. En total, suman un 34,3 por ciento de adolescentes de la región que realizan al menos una de las tres actividades productivas, anteriormente descriptas.

Vale recordar que la encuesta considera como actividades productivas a las relacionadas con el mercado, cuando se produce un bien o servicio por un intercambio económico. También a las de autoconsumo; como así a las tareas domésticas intensivas que pueden ser dentro o fuera de la casa. No se incluye en este grupo a los voluntariados.

“En el caso de los adolescentes se visualiza una mayor frecuencia en la realización de actividades mercantiles respecto de las domésticas intensas en todo el país, exceptuando la Patagonia, donde la intensidad en ambos tipos de tareas es similar. La incidencia de actividades para el mercado va  desde el 11 por ciento en la Patagonia hasta el 20,3 por ciento en el NOA, mientras que las actividades domésticas varían entre 11,8 por ciento en Patagonia y 13,9 por ciento en Cuyo”, según revela el informe del Indec, que se realizó en conjunto con la ahora Secretaría de Trabajo de la Nación.[/vc_column_text][vc_column_text]“La actividad productiva de carácter mercantil que se encuentra más difundida entre los adolescentes del ámbito urbano es el trabajo en un negocio, oficina o taller por dinero o propina (37,9 por ciento), actividad con mayor presencia de mujeres (49,2 por ciento versus 31,9 por ciento). Le sigue, en orden de magnitud, la ayuda en la construcción o reparación de otra vivienda, con un valor del 19,7 por ciento, y cortar el pasto o podar árboles fuera del hogar por dinero (7,8 por ciento)”, expresa el documento respecto del total urbano del país.

El 39,9 por ciento de los adolescentes que trabajan, lo hacen para ayudar a sus padres u otro familiar. El 16,9 por ciento, lo hace por su propia cuenta, mientras que el 39,3 por ciento, lo hace para un patrón.

“Cabe señalar que no se visualizan diferencias relevantes por sexo, aunque se encuentra una leve tendencia de las mujeres a realizar, principalmente, tareas en el marco de relaciones familiares, y de los varones a trabajar como obreros o empleados para un tercero que no pertenece al entorno familiar”, indica el estudio, difundido en la semana.

Un dato preocupante, que incide en el desarrollo de los adolescentes, en cuanto a su preparación a futuro, reside en el impacto de realizar algunas de las actividades productivas en su rendimiento escolar. En el NEA, del total de adolescentes de 16 a 17 años, el 14,3 por ciento no asiste a clases.

La deserción es mayor cuando se trata de chicos y chicas trabajadores. El 24 por ciento de quienes realizan al menos una actividad productiva en esta franja etaria no concurre a la escuela, mientras que el 76 por ciento sí asiste.

En cambio, del total de adolescentes que no trabajan (para el mercado, autoconsumo o tareas domésticas), el 10,6 por ciento no concurre a clases, en zonas urbanas del Nordeste.

En este sentido, el estudio diagnostica que “en el universo de adolescentes, la mayor inasistencia escolar se verifica entre quienes realizan actividades mercantiles y domésticas intensivas.

El 25,2 por ciento de los que trabajan para el mercado y el 24,3 por ciento de quienes efectúan de forma intensiva actividades domésticas no van a la escuela, mientras que el porcentaje se reduce levemente al 21,4 por ciento  para quienes realizan actividades de autoconsumo.

El trabajo adolescente se convierte en un factor que limita las posibilidades de permanencia de los jóvenes en  el sistema educativo”.[/vc_column_text][vc_facebook type=”button_count”][vc_tweetmeme][/vc_column][/vc_row]

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