Guillan explicó que el suicidio es un problema complejo con múltiples factores contribuyentes. “El suicidio es multicausal, lo que significa que no hay una sola causa que lleve a una persona a cometer este acto. Es un proceso que se va gestando y, por lo tanto, es prevenible si se reconoce a tiempo y se busca ayuda adecuada”, señaló.
Según la Organización Mundial de la Salud, los grupos etarios más afectados son los adolescentes y los adultos mayores. En los adolescentes, el suicidio puede estar vinculado a la transición hacia la vida adulta, la búsqueda de trabajo y otros desafíos relacionados con esta etapa de la vida. En los adultos mayores, el aislamiento social es una de las principales variables, un problema que Guillan describió como una forma de invisibilidad que afecta profundamente el bienestar emocional.
Guillan también abordó el impacto de la tecnología en la salud mental. Afirmó que “el aislamiento de los jóvenes por la tecnología” es una preocupación creciente, ya que las redes sociales pueden crear una disonancia entre la realidad que se vive y lo que se muestra en las pantallas. Esta brecha entre la realidad virtual y la realidad cotidiana puede generar angustia y contribuir a un sentimiento de desesperanza.
Además, destacó que, en momentos de crisis, las personas a menudo experimentan una “visión túnel” que les impide ver las opciones y recursos disponibles. “Es vital recuperar el entorno y fomentar la capacidad de mirar y escuchar realmente, no solo de ver y oír”, subrayó.
La fundadora de Defender la Vida enfatizó el papel del entorno en la prevención del suicidio. Aunque las personas no siempre tienen la formación profesional necesaria para ofrecer apoyo psicológico, pueden desempeñar un papel crucial en la búsqueda de ayuda y el acompañamiento a quienes lo necesitan. “El suicidio afecta todas las dimensiones del ser humano: biológica, psicológica, cultural y social. Es un fenómeno complejo que requiere una respuesta multifacética”, explicó.
Guillan hizo un llamado a “ponerle palabra al silencio” que históricamente ha rodeado el tema del suicidio. Señaló que, aunque se ha avanzado en la discusión pública sobre el suicidio, aún queda mucho por hacer. “Hablar del suicidio salva vidas”, afirmó, subrayando la necesidad de abordar el tema abiertamente en las familias y comunidades para apoyar tanto a las personas en riesgo como a los que enfrentan el duelo tras un suicidio.