Salud

El 5% de la población mundial sufre pérdida de la audición

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La OMS advierte que “para oír de por vida” hay que evitar los ruidos muy fuertes y la contaminación sonora. En el Día Mundial de la Audición, cuáles son los consejos para cuidar el oído.

El 5% de la población mundial sufre pérdida de la audición

“Para oír de por vida, ¡escucha con cuidado!”, en el Día Mundial de la Audición que se celebra cada 3 de marzo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) se centrará resalta la importancia de la escucha segura para conservar una buena audición durante toda la vida.

Es importante tomar conciencia de que la contaminación sonora tiene un efecto negativo no solo en nuestra capacidad auditiva, sino en la salud en general, ya que causa aumento del estrés y la fatiga, alteraciones del sueño e incremento de la presión arterial, entre otras alteraciones.

Para la OMS, los sonidos saludables tienen hasta 50 decibeles (dB) y recomienda no exponerse a más de 55 dB durante la noche, ya que podría resultar dañino: se sabe que los ruidos de 60-65 dB son nocivos.

Los ruidos por encima de los 70 dB son considerados más peligrosos, sobre todo si se mantienen en el tiempo. Las personas expuestas a estos ruidos son quienes viven cerca de autopistas o de vías ferroviarias. En este último caso, quienes trabajan en el subterráneo no solo sufren el efecto del ruido de las ruedas del tren sobre el riel, sino que, además, el sonido rebota contra la pared del túnel y se amplifica.

La Ciudad de Buenos Aires es una de las ciudades más ruidosas del mundo: en una gran parte de su territorio se llega a los 80 dB. Como sucede en toda gran urbe, el caos del tránsito, las aglomeraciones de gente, los arreglos de las obras públicas y la construcción colaboran con el aumento de los ruidos.

Algunas recomendaciones para el uso de auriculares son las siguientes:

  • Se debe tener en cuenta que un volumen elevado durante períodos prologados puede ocasionar daños irreversibles en la audición, que comienzan con un daño gradual e irreversible.
  • Se recomienda usarlos con un volumen adecuado por un máximo de media hora por día, pues el daño será mayor si la exposición es por varias horas. La edad de comienzo de uso de auriculares es cada vez más temprana: es importante monitorizar estas conductas en los más pequeños.
  • Los auriculares deben ser seleccionados acorde a los distintos conductos auditivos; los ideales son los llamados los ergonómicos (hay diferentes tamaños para niños, adolescentes y adultos), los hay con y sin cable, y se prefieren los que tienen almohadillas para que no dañen el conducto auditivo externo y los que son como orejeras que cubren todo el pabellón auricular.
  • Es fundamental el mantenimiento: la limpieza debe ser adecuada, con productos que no dañen el dispositivo. Recordar siempre que los auriculares son de uso personal, y que al cabo de un tiempo se deben reemplazar las almohadillas.

La pérdida de audición es algo que puede afectar a cualquier persona. En algunos casos, se observó que, ante la ocurrencia de un ruido por encima de los niveles dañinos, la persona pierde la audición en uno de sus oídos de manera súbita. Esto se denomina trauma acústico.

En el caso de las personas mayores, es característica la presencia de hipoacusia, que es fisiológica y se llama presbiacusia. La audición comienza a perderse a partir de los 60-65 años, es normal y ocurre por el envejecimiento. A partir de esa edad, se pierde aproximadamente la capacidad de escuchar 1 dB por año.

Esto afecta la calidad de vida, pues la comunicación se ve entorpecida: a pesar de escuchar pueden no comprender algunas palabras o confundirlas, sobre todo en un ambiente ruidoso. Además de perder audición, se vuelven más sensibles a los ruidos agudos, por eso debemos evitar gritarles o hablarles en un volumen muy alto.

El problema se detecta cuando comienzan a aparecer algunas conductas:

  • Piden que se les repita lo dicho
  • Suben el volumen de la televisión o la radio
  • Comienzan a perder el interés en las conversaciones, porque las perciben como murmullos.
  • Escuchan mejor las voces masculinas pues son graves
  • Refieren la presencia de un zumbido

Todas estas alteraciones pueden llevar a las personas mayores a sufrir alteraciones psicológicas, ya que se aíslan, con aumento de las probabilidades de sufrir depresión, inseguridad y baja autoestima.

Para ello, se debe recurrir al especialista en otorrinolaringología, quien evaluará, mediante la otomicroscopia, el estado del conducto auditivo externo (y extraer cera en caso de que se observe algún tapón) y el estado de la membrana timpánica. La evaluación de la audición incluye la realización de estudios audiológicos. En caso de ser necesario, se indicará el uso de otoamplífonos (los llamados audífonos), que mejoran la comprensión de la palabra, tan importante para la comunicación.

En la actualidad, existe una variedad de opciones vinculadas incluso con el aspecto estético: hay varios modelos, colores y tamaños (esto último es lo que causa más preocupación a los pacientes).

Con respecto a la hipoacusia en la edad pediátrica, hay signos que pueden alertar a sus padres acerca de la audición de sus hijos incluso desde recién nacidos. Es muy común notar la falta de las respuestas esperadas según la etapa del desarrollo en que se encuentra el niño, lo que nos debe hacer sospechar una pérdida auditiva.

En el recién nacido, es común observar reacciones de alerta, defensa o interés, según el estímulo aplicado. Pero se debe estar atentos ante la ausencia de desarrollo del lenguaje o alteraciones en lo fonético o fonológico. La pérdida de fonemas adquiridos también debe hacernos sospechar una pérdida auditiva.

Por este motivo, es fundamental escuchar a los padres en la entrevista cuando expresan inquietud sobre la audición de su hijo: son quienes detectan primero cualquier probable alteración.

En la consulta pediátrica también se realiza el examen del oído con otomicroscopia, y luego se pueden usar instrumentos ligeros como campanitas y sonajeros. Los estudios audiológicos son obligatorios. Llegar a un diagnóstico no es sencillo, luego corresponde estudiar la genética e implementar tratamientos como los equipamientos audiológicos y, en algunas ocasiones, indicar el implante coclear.

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