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Gases lacrimógenos y represión en la masiva marcha por el crimen del kiosquero en Ramos Mejía

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Ocurrió en medio del reclamo por el asesinato de Roberto Sabo, en el que hubo un fuerte reclamo contra las autoridades de La Matanza y el gobierno nacional. Junto al pedido de “que se vayan todos”. Los manifestantes se quejaban por no poder llegar hasta la comisaría.

Gases lacrimógenos y represión en la masiva marcha por el crimen del kiosquero en Ramos Mejía

BUENOS AIRES. La masiva marcha donde miles de vecinos de Ramos Mejía (La Matanza) marcharon este lunes por el crimen de Roberto Sabo (48), el kiosquero asesinado ayer mientras atendía su “Drugstore Pato” a 300 metros de la comisaría, desembocó en una feroz represión por parte de uniformados que tiraron gases lacrimógenos y golpearon a camarógrafos, según trascendió en denuncias públicas de medios nacionales.

De acuerdo con Clarín, los incidentes ocurrieron alrededor de las 20.30 hs. Fue cuando un grupo de manifestantes arrojó botellas, palos y hasta petardos contra los agentes, que respondieron con gases lacrimógenos. Hubo tironeos por una bandera y un policía fue retirado herido, según el diario nacional.

La movilización había comenzado poco antes de las 19, desde la puerta del local hasta la comisaría 2da de Ramos Mejía. Pero al llegar a la esquina no pudieron avanzar por el vallado instalado por la policía.

En ese contexto, los manifestantes tiraron el cerco al piso e intentaron avanzar. Pero los agentes formaron un cordón y quedaron cara a cara con los vecinos. Allí hubo empujones y momentos de tensión. Los vecinos comenzaron a forcejear para pasar del otro lado. Y entonces, la policía respondió con los gases lacrimógenos. Ello pese a que muchos de los manifestantes, eran adultos mayores.

Ante la imposibilidad de avanzar, un grupo de manifestantes analizó la posibilidad de movilizarse por Chacabuco hasta Avenida de Mayo y Rivadavia, donde podrían realizar un corte. Pero finalmente la mayoría decidió quedarse rodeando la comisaría.

De acuerdo con el diario nacional, los vecinos están hastiados y angustiados “porque esta vida que tenemos es horrible, triste, indigna. Yo tengo 73 años y estoy jugado, pero no mi hija mis nietos, qué vida las espera. No me puedo morir tranquilo pensando en eso”, sostiene Jorge González, que tiene un comercio de ropa y fue víctima de robos en varias oportunidades.

“Esto es político, 37 años con gobiernos peronistas y estamos cada vez peor. La Matanza avanza pero hacia la muerte”, ironizó parafraseando el slogan de campaña del Frente de Todos y del oficialismo que comanda el intendente ultrakirchnerista, Fernando Espinoza.

Justamente, la mayoría de los reclamos de los vecinos fueron dirigidos al alcalde Espinoza, y, en menor medida, al Ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni. También apareció el reclamo que se escuchara en 2001. “Que se vayan todos, que no quede ni uno solo”, gritaron los manifestantes en Ramos Mejía. “Morir por trabajar: ¿hasta cuándo?”, sostiene uno de los carteles que se veía en los edificios de la zona de la protesta.

También muchos vecinos cuestionaron la liberación de detenidos durante la pandemia. “Largaron a más de 5 mil presos de las cárceles”, gritó uno de los manifestantes.

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