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El heredero saudita llegó a Argentina para la cumbre del G20

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El príncipe heredero saudita, Mohamed bin Salman, llegó a Argentina para participar de la cumbre del G20, una cita que podría determinar su redención o su aislamiento internacional…

El heredero saudita llegó a Argentina para la cumbre del G20

[vc_row][vc_column][vc_single_image image=”212275″ img_size=”full” alignment=”center”][vc_column_text]El príncipe heredero saudita, Mohamed bin Salman, llegó a Argentina para participar de la cumbre del G20, una cita que podría determinar su redención o su aislamiento internacional en medio del escándalo desatado por el asesinato de un periodista disidente saudita y las críticas por la devastadora intervención militar del reino en Yemen.

El príncipe Mohamed, el primer líder en llegar a Argentina para la cumbre que el viernes y sábado reunirá en Buenos Aires a los gobernantes de las 20 mayores economías desarrolladas y en desarrollo, aterrizó con su avión en el aeropuerto de Ezeiza a las 7:30, y fue recibido por el canciller Jorge Faurie.

Acompañado por su comitiva y rodeado de una gran dispositivo de seguridad de patrulleros y motos policiales que cortó autopistas, avenidas y calles, la caravana del príncipe atravesó Buenos Aires de Sur a Norte hasta la embajada saudita, en Palermo Chico, donde se hospedará el líder de facto de la petromonarquía.

El heredero, de 33 años, buscará restablecer la confianza de las élites globales durante la cumbre, una tarea que se anuncia difícil en medio de la generalizada impresión sobre su responsabilidad en el crimen del periodista Jamal Khashoggi del mes pasado en el consulado saudita de Estambul.

Fiscales turcos dijeron que Khashoggi, quien vivía en Estados Unidos, fue estrangulado poco después de entrar al consulado y que su cuerpo fue desmembrado y disuelto en ácido.

Tras semanas de presión internacional y luego de cambiar varias veces su versión de los hechos, la monarquía reconoció que el ex columnista The Washington Post fue asesinado en una operación “no autorizada” por el rey y el príncipe heredero, algo que, sin embargo, desmintieron agencias de inteligencia extranjeras, entre ellas la CIA.

La polémica desatada por el asesinato volvió a poner en la mira el rol del reino en el conflicto en Yemen. Desde marzo de 2015, Riad lidera una coalición pro gubernamental contra los rebeldes chiitas conocidos como hutíes, que mantiene al país bloqueado y bombardea intensamente zonas controladas por los insurgentes.

Más de 10.000 personas han muerto desde entonces en Yemen, entre ellas unos 85.000 niños menores de cinco años fallecidos de hambre o enfermedades, y más de 14 millones de personas están en riesgo de sufrir una hambruna.

Esta semana, la organización Human Rights Watch pidió a la Justicia argentina que evaluara presentar cargos de “crímenes de guerra” contra el príncipe Mohamed por la ofensiva en Yemen y por su posible complicidad en casos de tortura y otros maltratos contra ciudadanos sauditas, incluyendo el asesinato de Khashoggi.

Aunque es poco probable que prospere, esta querella complica aún más la situación del príncipe, o MBS, como lo bautizó la prensa, de cara al G20.

El mejor aliado del heredero en esta cumbre será el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien la semana pasada negó informaciones de prensa de que la CIA concluyó que el príncipe ordenó el asesinato, pese a admitir que “tal vez lo hizo y tal vez no”.

Trump descartó tomar más medidas contra Arabia Saudita, tras haber sancionado a 17 personas vinculadas con el crimen de Khashoggi, y adelantó una posible reunión con el príncipe Mohamed en la capital argentina.

El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, uno de los más críticos con Riad tras la muerte del periodista, también podría encontrarse con MBS en el foro, según la Cancillería turca.

Si bien los cruces entre Ankara y el reino se han intensificado desde el incidente, la endeble situación de la economía turca podría facilitar un acercamiento entre ambos países.

Mayor distancia se espera, en cambio, de los países europeos.

En especial, de Alemania, que interrumpió la venta de armas -aunque limitada- a Arabia Saudita.

No es el caso de Londres ni París, que al igual que Washington y Ottawa mantienen el negocio armamentístico con Riad.

Sin embargo, la baja popularidad de los gobiernos británicos y franceses y las crecientes críticas en esos países por la situación en Yemen y el asesinato de Khashoggi podrían empujarlos a condenar la política saudita.[/vc_column_text][vc_column_text][bctt tweet=”El heredero saudita llegó a Argentina para la cumbre del G20″ username=”misionescuatro”]

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