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Tortura y asesinato de Wasyluk: condenaron a cinco policías

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De los trece acusados, cinco efectivos recibieron condenas en el juicio que se sustanció en el Tribunal Penal de Oberá. Las condenas son por “torturas seguidas de muerte”, contra los policías que participaron en la detención de Hugo Wasyluk en abril de 2011 en Villa Bonita.

Tortura y asesinato de Wasyluk: condenaron a cinco policías

OBERA. Este martes, llegó a su fin el juicio oral y público por las torturas y asesinato de Hugo Wasyluk, ocurridas el 27 de abril de 2011 en Villa Bonita. Hubo condenas para cinco imputados, mientras que otros ocho procesados fueron absueltos, por el beneficio de la duda.

El Tribunal Penal de Oberá condenó a prisión perpetua al sargento Pedro De Mattos (48) y los agentes Carlos Antonio Gómez (33) y Ricardo Javier Rodríguez (37) por el delito de “tortura seguida de muerte”. En tanto que al oficial Jorge Antonio Heijo (37) y al suboficial Wilson Ricardo González (56) los condenaron a ocho y cinco años de prisión efectiva respectivamente, por omisión de denuncia de torturas e incumplimiento de los deberes de funcionario público.

Los absueltos y el médico policial que no atendió a la víctima

Respecto de los demás imputados, absueltos por este Tribunal Penal, son siete efectivos de la seccional Primera de Oberá. Al comisario Miguel Ángel Espíndola (51), Carlos Ariel Lentini (41), Andrea Roxana Harasimezuk (42), Alejandro Fabián Núñez (52), Luis Alberto Silva (47), Gustavo Javier Fontana (48) y  Ariel Basaraba (31), los absolvieron por el “beneficio de la duda”. Es decir, no había prueba suficiente para una condena por el delito de incumplimiento de los deberes de funcionario público.

Mientras que, el octavo absuelto es el médico José Morales. Lo beneficiaron con la prescripción de la acción penal porque ya pasaron más de diez años del asesinato de Hugo Wasyluk. En principio, Morales era quien debía velar por la seguridad médica del detenido.

Ahora, los condenados serán trasladados a Cerro Azul donde deberán hacer la correspondiente cuarentena. Y luego, los van a derivar a la Unidad Penal 1 de Loreto. Allí, en un pabellón especial, cumplirán su condena.

Cabe destacar que las condenas constituyen un antecedente jurídico para futuros casos de apremios ilegales y torturas seguidas de muerte en comisarías misioneras.

La víctima, Hugo Wasyluk

La detención y golpizas de los policías asesinos

Wasyluk vivía con su madre, trabajaba en su chacra y tenía un hijo de nueve años. El 25 de abril de 2011, salió de su casa para ir a un kiosco cercano. Caminaba por el medio de la ruta provincial 103 cuando una patrulla de la comisaría de Villa Bonita lo interceptó. Había una orden de detención en su contra porque su hermana lo había denunciado por amenazas.

En el patrullero iban cinco policías. Heijo estaba al mando de la comisión, Pedro De Mattos conducía el móvil y el resto de las butacas eran ocupadas por Carlos Antonio Gómez, Ricardo Javier Rodríguez y Wilson Ricardo González.

Según la Justicia, Wasyluk fue derribado en medio de la ruta mediante un portazo del patrullero. Y en ese lugar comenzó la sesión de golpes que continuó en comisarías y derivó en la muerte del detenido, al día siguiente, sin recibir ninguna atención médica.

De acuerdo con Infobae, a Wasyluk lo trasladaron hasta la comisaría de Villa Bonita, donde mientras permanecía esposado continuó recibiendo castigos de todo tipo. Recibió golpes de tonfa, patadas, pisotones. Se quejó de los dolores y pidió ayuda, pero fue desoído.

Volvió a pedir ayuda en la Comisaría 2ª de Oberá y no lo asistieron

Por su evidente malestar general, los policías decidieron trasladarlo una hora después de si detención. Lo metieron en un patrullero y lo llevaron hasta Oberá, donde pretendieron alojarlo en la Comisaría 2°. Pero allí no quisieron recibirlo y finalmente acabó en una celda de la Comisaría 1°. Allí el jefe de guardia dejó asentado que el estado del interno era más grave de lo que diagnosticó minutos antes el médico policial, José Morales, quien estuvo acusado de haber subestimado el cuadro de la víctima.

A la mañana siguiente, Wasyluk volvió a implorar ayuda. Su pedido quedó asentado en otra acta. “Jefecito, estoy jodido y necesito un médico. En serio estoy hablando”, habría expresado, casi a modo de súplica.

Sin embargo, nunca recibió atención médica y entre la medianoche del 26 de abril y la madrugada del 27 falleció sobre un inodoro de la celda.

De acuerdo con OberaOnline, la autopsia determinó que la causa de la muerte de Wasyluk fue por “un shock hipovolémico y asfixia por aspiración de líquido intestinal”. Sufrió una hemorragia masiva que impidió que su corazón pueda bombear suficiente sangre al cuerpo y sus órganos dejaron de funcionar. A consecuencia de ello aspiró su propia materia fecal.

El cadáver presentaba “múltiples lesiones traumáticas a nivel torácico de tipo compresivas, producidas con gran peso”. Quedó establecido que uno o más uniformados lo atacaron a rodillazos estando tendido. Además, las marcas que se observaron en sus muñecas explicitaron que fue agredido estando esposado. No tuvo la mínima posibilidad de defensa, hecho que desactivó el argumento policial de que el detenido opuso resistencia a la autoridad.

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