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Tsunami: más de 800 muertos en Indonesia

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Tras un terremoto, la isla de Célebes fue devastada por olas de casi dos metros de altura. La cantidad de muertos aumenta con el pasar de las horas en un escenario de devastación.

Tsunami: más de 800 muertos en Indonesia

[vc_row][vc_column][vc_column_text]Tras un terremoto, la isla de Célebes fue devastada por olas de casi dos metros de altura. La cantidad de muertos aumenta con el pasar de las horas en un escenario de devastación.[/vc_column_text][vc_media_grid element_width=”6″ grid_id=”vc_gid:1538308434638-7c646501-e7a5-7″ include=”200337,200338″][vc_column_text]INDONESIA. El balance de víctimas fatales crece a cada minuto en la devastada isla de Célebes, en Indonesia, donde un terremoto de 7,5 grados generó un tsunami con olas de casi dos metros de altura que arrasaron con la ciudad de Palu, donde el cuadro es dramático y los hospitales no dan abasto para atender a los heridos.

La Agencia de gestión de desastres de Indonesia informó este sábado en un primer balance “al menos 384 muertos y 540 heridos”, pero poco después llevó ese balance a 832 muertos, y el vicepresidente de Indonesia Jusuf Kalla consideró que “el numero final de víctimas mortales puede elevarse a millares”.

“Es muy duro”, dice Risa Kusuma, una madre de 35 años que mece a su niño febril en un centro para refugiados de Palu. “La ambulancia trae nuevos cadáveres cada minuto, no hay mucha agua y se saquean las tiendas en todas partes”, agrega entre lágrimas.

La mayoría de las víctimas se registraron en Palu, una ciudad de 350.000 habitantes en la costa occidental de la isla de Célebes. “A mediodía (local) de hoy ya contamos 832 muertos” esencialmente en Palu, anunció Sutopo Purwo Nugrobo, portavoz de esta agencia en un encuentro con la prensa.

Sin embargo, las autoridades y las oenegés se preocupan también por la situación en la región de Donggala, más al norte.

Los hospitales no daban abasto con la llegada de numerosas víctimas, y muchos heridos tenían que ser atendidos al aire libre. Algunos establecimientos quedaron además deteriorados a raíz del seísmo. Aviones cargados de material y de comida aterrizaron en el aeropuerto de la ciudad.

Mientras tanto, los socorristas buscaban supervivientes entre los escombros de un hotel, que podía albergar a un máximo de 150 personas, y un centro comercial que se derrumbó con el sismo.

“Hemos logrado sacar a una mujer viva del hotel Roa-Roa la noche pasada”, indicó a la AFP Muhamad Syaugi, el jefe de los servicios de emergencia. “Y hemos oído a gente que pedía ayuda”, precisó.

La agencia indonesia de gestión de desastres también estaba preocupada por la suerte de cientos de personas que preparaban un festival en una playa de Palu el viernes por la noche, antes del tsunami.[/vc_column_text][vc_media_grid element_width=”6″ grid_id=”vc_gid:1538308616425-f910091a-9513-0″ include=”200341,200342″][vc_column_text]

Las palabras del mandatario de Indonesia

El presidente indonesio, Joko Widodo, llegó el domingo por la mañana a Palu. “Les pido (…) que se preparen para trabajar día y noche y proceder a la evacuación”, dijo ante las tropas desplegadas en la zona para ayudar en la búsqueda de supervivientes.

El seísmo y la ola de 2 metros de altura que rompió contra la costa dejaron en Palu coches destrozados, edificios en ruinas, árboles arrancados y postes eléctricos caídos. Muchos habitantes de la ciudad durmieron en campos de fútbol o en refugios improvisados, construidos con bambú, por temor a las réplicas del terremoto.

“Desplegamos a miles de personas, sobre todo del ejército y de la policía”, informó el portavoz de dicha agencia, Sutopo Purwo Nugroho, y más de 17.000 hombres y mujeres fueron ya evacuados, una cifra que se prevé que aumente.

La mayoría de víctimas se registraron en Palu, una ciudad de 350.000 habitantes en la costa oeste de Célebes, señaló Sutopo Purwo Nugroho, quien reclamó “personal, voluntarios y material especializado”.

Las imágenes de Palu mostraban cadáveres cerca del mar, algunos de ellos cubiertos con lonas azules. Los coches destrozados diseminados por todos lados reflejaban la terrible violencia con la que la ola del tsunami, de casi dos metros de metros de altura, golpeó la localidad.

Los socorristas intentaban alcanzar las zonas alejadas mientras que la población se enfrentaba a los imperativos básicos de la supervivencia: hallar víveres y albergue. Muchos esperaban en fila para tener agua potable o comida.

“Por favor, recen por nosotros”, dijo a AFP Risa Kusuma, una mujer de 35 años que acampa en su jardín desde el temblor. A la Agencia de gestión de desastres le preocupa la suerte de varios cientos de personas que preparaban un festival en una playa de Palu la noche del viernes, poco antes del tsunami.

Los hospitales no daban abasto con la llegada masiva de víctimas y numerosos heridos eran tratados a la intemperie. Otros habitantes transportaban como podían los cuerpos sin vida de las personas fallecidas.

El sismo afectó fundamentalmente a Palu y a la cercana región de Donggala. “En Palu […] hay edificios, casas, que fueron destruidas”, dijo el portavoz. “Pensamos que decenas o cientos [de víctimas] todavía no han sido encontradas entre los escombros”, añadió.

“La Cruz Roja indonesia acelera los esfuerzos para ayudar a los supervivientes, pero no sabemos lo que encontrarán allí”, dijo Jan Gelfand, miembro de la Federación Internacional de la Cruz Roja y la Media Luna Roja en Yakarta.

El fuerte temblor se sintió a cientos de kilómetros de distancia y apenas se tienen noticias de fallecidos en Donggala, una región al norte de Palu donde al menos una persona murió el viernes.

“Sabemos poco de Donggala y eso es muy preocupante”, señaló Gelfand. “Allí viven más de 300.000 personas. Esto ya es una tragedia, pero podría ser mucho peor”, añadió.

El sismo, de magnitud 7,5, según el Instituto Geológico de Estados Unidos (USGS), golpeó la isla poco antes de las 11H00 GMT.

Fue un terremoto de una magnitud muy superior a la serie de temblores que dejaron este mismo año más de 500 muertos y unos 1.500 heridos en la isla de Lombok, cerca de Bali.

El pánico luego del temblor llevó a los habitantes a huir hacia los puntos más elevados de la ciudad, según imágenes de las televisiones locales. En un video se ve cómo una enorme ola se abate sobre varios edificios e inunda una mezquita.

“Comencé a correr cuando vi las olas que llegaban a la costa”, explicó a la AFP Rusidanto, un vecino de Palu, que como muchos indonesios sólo tiene un nombre. Imágenes difundidas por los medios muestran cómo se derrumbó una planta de un centro comercial en Palu. En otras fotos se veían edificios muy deteriorados y carreteras y aceras agrietadas.

Asimismo, en la ciudad, se cortó la electricidad de forma parcial y se cerró el aeropuerto, así como varias carreteras en torno a la localidad. Algunos aviones enviados por el gobierno pudieron no obstante aterrizar.

El presidente Widobo, anunció que había pedido a las Fuerzas Armadas que participaran en las operaciones de rescate. El sismo, cuyo epicentro se situó a 78 kilómetros al norte de Palu, se notó hasta el sur en Macasar, la capital de la isla.

La tierra también tembló en la isla vecina de Borneo, en Samarinda, al otro lado del estrecho de Macasar.

El 26 de diciembre de 2004, Indonesia sufrió una serie de devastadores sismos, uno de ellos de magnitud 9,1 en la isla de Sumatra. Ese temblor provocó un gran tsunami que causó la muerte de 220.000 personas en la región, 168.000 de ellas en Indonesia.

En 2006, casi 6.000 personas fallecieron en un violento sismo que golpeó la isla de Java. Ese terremoto, de magnitud 6,3 según el USGS, se produjo en una poblada zona al sur de la gran ciudad universitaria de Yogyakarta y provocó unos 38.000 heridos.[/vc_column_text][vc_facebook type=”button_count”][vc_tweetmeme][vc_column_text]

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