El Día Mundial del Agua se conmemora desde el año 1993 cada 22 de marzo. Es una jornada establecida por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para incidir en la importancia del acceso y el cuidado del agua dulce.
El agua es el recurso que mueve el mundo, es vital para el desarrollo socioeconómico sostenible. Además, es un elemento necesario a la hora de suministrar energía, asegurar la producción alimentaria y crear ecosistemas saludables para la supervivencia humana.
Pero este preciado bien es un recurso cada vez más escaso, a causa del crecimiento ininterrumpido de la población.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y Unicef, en el año 2019, 2.200 millones de personas contaban con un acceso insuficiente a fuentes de agua potable. Además, 4.200 millones de personas (más de la mitad de la población mundial) viven en lugares con sistemas de saneamiento de agua inseguros.
Valoremos el agua
El lema elegido en este año 2021 por Naciones Unidas, Valoremos el agua y llama a reflexionar en torno al “oro azul” desde distintas perspectivas y a nivel mundial. Mediante el uso de redes sociales y canales diversos, se plantea el debate público en torno a la pregunta: ¿Qué valor le otorgan los ciudadanos de distintos países al agua en todos sus usos?
Además, este día sirve para concienciar de las desigualdades presentes en la actualidad, así como para propiciar la adopción de medidas para afrontar la crisis mundial del agua.
Con comunicación y empatía, la campaña de 2021 busca que cada persona explique el valor real que tiene el agua en distintos contextos, para comprender que no siempre es fácil acceder a ella a pesar de ser un recurso vital.
Falta de infraestructura
Otro de los enfoques más importantes se orienta a las infraestructuras hidráulicas, que permiten almacenar y transportar el agua donde más se necesita, además de limpiarla y devolverla a la naturaleza en las mejores condiciones después del uso humano.
La falta de estos medios es un obstáculo para el desarrollo en muy distintas áreas y, además, puede poner en peligro los ecosistemas si existe un funcionamiento deficiente.
Este recurso es esencial en los hogares, pero también en las escuelas, los centros de trabajo o los hospitales.
Además, el agua sostiene la producción y la actividad socioeconómica, desde la agricultura -sector que más demanda agua dulce- hasta la energía, pasando por la industria o el sector terciario.
La escasez de este recurso, las inundaciones y el cambio climático pueden aumentar en gran medida los costes, además de perturbar cadenas de suministro en muchos lugares del mundo.
