A pesar de que las ventas se mantienen estables, el contexto económico ha afectado significativamente el comercio en los barrios. Guillermo Luis Ferreira, feriante de San José, compartió su experiencia sobre cómo la inflación y los altos costos han impactado tanto a los vendedores como a los compradores, especialmente en los mercados de los miércoles.

“Merma mucho la venta. Los costos son demasiado caros, y la gente cada vez compra menos. Aquellos que compran para revender terminan saliendo empatados porque, en realidad, todo está caro”, comentó Ferreira, quien destacó que, a pesar de las dificultades, la situación es algo que deben enfrentar todos los feriantes. “Lo único que no estoy vendiendo ahora es tomate, el resto lo sigo ofreciendo”, añadió.

En cuanto a los patrones de consumo, el feriante explicó que el gasto promedio de los vecinos varía dependiendo de las necesidades de cada uno. “Algunos gastan 30 mil o 40 mil pesos, otros solo compran lo que realmente necesitan para la semana”, dijo, resaltando cómo el comportamiento de los consumidores ha cambiado, y cómo la gente busca precios más accesibles, especialmente en tiempos de inflación.

A pesar de la difícil situación, los feriantes siguen siendo un pilar fundamental para muchas familias, que recurren a los mercados de barrio para abastecerse de productos frescos a precios más competitivos. “La gente sigue buscando precios, sobre todo para poder abastecerse por más tiempo”, señaló Ferreira, quien recordó que sigue vendiendo cada miércoles en los barrios, a pesar de las dificultades económicas.

En cuanto a su actividad, explicó que, aunque los márgenes de ganancia se han reducido, la producción propia le permite generar alguna diferencia. “Cuando uno produce, ahí sí se hace una diferencia, pero con los precios actuales, a veces es difícil mantener el nivel de venta”, concluyó.