“Los vehículos pasan a muy alta velocidad”, comenzó explicando, enfatizando que “nadie respeta las velocidades y pasan como quieren”. Esta conducta imprudente, según él, contribuye a aumentar el riesgo de accidentes, especialmente en intersecciones donde los conductores “tratan de agarrar la onda verde y pasan el semáforo en rojo como si no existiera”.
Opriel lamentó la falta de controles efectivos por parte de las autoridades. “No hay controles”, afirmó. Según su testimonio, motos, camionetas, camiones y colectivos frecuentemente pasan semáforos en rojo y continúan circulando a alta velocidad sin consecuencias.
“Cuando hay controles, la gente saca el pie del acelerador”, comentó, destacando la importancia de implementar medidas de vigilancia más estrictas. Aunque mencionó la presencia de cámaras y radares en algunos semáforos, observó que estos dispositivos no han sido suficientes para disuadir la conducta temeraria de algunos conductores.
En términos de seguridad general, reconoció una mejoría gracias a la presencia ocasional de motos y patrulleros. “Mermaron los hechos de inseguridad”, afirmó, destacando un aspecto positivo en medio de las preocupaciones por la seguridad vial.