
POSADAS. El 6 de abril de 2013, Lucía Maidana fue asesinada brutalmente en su departamento del barrio Villa Urquiza, en Posadas. Tenía 23 años y estudiaba Comunicación Social en la Universidad Nacional de Misiones. También cursaba Gastronomía. A doce años del femicidio, la causa sigue sin culpables, sin nombres. Y aunque las pruebas de ADN del agresor coincidieron con otros dos ataques sexuales ocurridos en la capital misionera, la investigación permanece estancada.
En el lugar donde Lucía solía sentarse para estudiar, debatir, aprender, hoy hay una silla vacía. En el hall del anexo de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales, ubicado en San Lorenzo casi Mitre, esa silla se transforma en símbolo: memoria viva, denuncia persistente, ausencia que grita.
“La impunidad en su caso sigue siendo una deuda pendiente de la justicia”, expresa el comunicado emitido por la Facultad. Acompañan el gesto afiches con su rostro, mensajes de lucha y el compromiso de seguir generando espacios de reflexión sobre la violencia de género.
Lucía fue atacada, abusada sexualmente y su cuerpo fue incendiado. El incendio, según confirmaron las pericias, fue intencional. El patrón genético del agresor fue hallado también en dos hechos anteriores, lo que refuerza la sospecha de un violador serial que actuó con total impunidad. Sin embargo, pese a contar con esa información desde 2018, la causa no avanzó.