Durante la conversación, Seifert destacó que realizó un ensayo por cuenta propia para evaluar los efectos de estos bioinsumos, aunque aclaró que no es investigador profesional. Según sus observaciones, aplicó el bioinsumo en muestras de lombrices y notó que estas se desintegraron en un período muy corto de tiempo, sugiriendo que los microorganismos presentes en el producto podrían ser responsables de este efecto devastador.

El ingeniero subrayó que estos productos no están aprobados por el SENASA (Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria) y planteó la urgencia de retirarlos del mercado hasta que se realicen investigaciones adecuadas sobre sus impactos ambientales y sanitarios. Advirtió que los productores misioneros podrían estar siendo utilizados como “conejillos de indias” al ser expuestos a estos productos sin el suficiente respaldo científico sobre sus propiedades y riesgos.

Seifert también expresó su desconcierto respecto a la naturaleza exacta de estos bioinsumos, señalando que su amplio espectro de funciones (que incluyen potencialmente herbicidas, acaricidas u otros usos) los hace poco específicos y difíciles de categorizar claramente.

En términos de recomendaciones, el ingeniero agrónomo sugirió aplicar estos bioinsumos a pleno mediodía cuando los insectos están más activos, aunque enfatizó que es crucial determinar con certeza su impacto y riesgos antes de su uso generalizado en la agricultura.