Los estudiantes se ven obligados a tomar clases en un quincho de una iglesia cercana, una medida desesperada debido a la falta de avance en las obras de reconstrucción de su escuela.

Según Galarza, los problemas comenzaron en 2015, cuando padres y docentes comenzaron a exigir una nueva infraestructura para la escuela. Aunque se aprobó la construcción de una nueva sede, la obra se ha estancado cerca de su finalización y actualmente los estudiantes estudian a poca distancia en un espacio provisional que apenas protege del viento y el frío con lonas y plásticos.

“Es imposible dar clases así”, declaró, enfatizando las condiciones inadecuadas que enfrentan los estudiantes y educadores diariamente. Además, la falta de un espacio adecuado afecta gravemente la matrícula de la escuela, que ha disminuido en un 40% en los últimos 34 años de espera por la nueva infraestructura.

La desesperación se agrava cuando llueve, ya que el agua penetra por todas partes, dejando a los estudiantes expuestos a las inclemencias del clima. Galarza también mencionó posibles problemas internos en la obra, incluyendo retrasos debido a la falta de pago al personal de construcción, lo que ha contribuido a la prolongada agonía de la comunidad educativa de Montecarlo.