Martín Idzi, integrante de la comisión normalizadora del Centro de Jubilados, continúa alzando la voz por los derechos de los jubilados provinciales, quienes siguen solicitando la implementación del 82% móvil debido a los bajos montos que perciben en concepto de jubilación. Según manifestó
, la situación es alarmante, ya que muchos jubilados, especialmente del sector de la salud y otras áreas, reciben haberes que representan apenas el 40% o hasta el 60% de lo que deberían cobrar.
“El reclamo constante de los jubilados es el monto de la jubilación. Los médicos que se jubilaron hace un año y no llegan al millón de pesos, no llegan a la canasta mínima”, destacó Idzi, haciendo hincapié en la gran injusticia que esto representa, sobre todo en el caso de los profesionales que han dedicado su vida al servicio público. “Es un profesional, si ese es un médico, ¿qué le queda al resto?”, cuestionó, refiriéndose a la escasa jubilación que perciben muchos trabajadores de la salud.
Idzi también relató situaciones de otros sectores, como el de la salud municipal, donde algunos jubilados reciben haberes que no superan los 320 mil pesos, una cifra que también está por debajo de los requisitos básicos para vivir dignamente. “Vimos el problema de la gente que está en el sector de la salud municipal, con haberes jubilatorios de 320 mil pesos”, señaló, indicando que la situación es generalizada y no se trata de un caso aislado.
De acuerdo con Idzi, todos los jubilados coinciden en que sus liquidaciones son incorrectas. “Todos dicen que les liquidan mal”, indicó, sugiriendo que los errores en los cálculos de los haberes jubilatorios son una constante que agrava aún más las dificultades económicas de los jubilados.
Ante este panorama, los jubilados provinciales buscan la creación de un espacio formal de discusión y reclamo. “Estamos viendo de concertar una mesa para tratar el tema jubilatorio en el IPS, y como reclamo general”, comentó.
Para finalizar, Idzi enfatizó que la situación de los jubilados no es un caso aislado ni temporal, sino una constante que afecta a miles de personas que, luego de haber trabajado toda su vida, se ven condenados a haberes que no alcanzan para satisfacer sus necesidades básicas. “No es un caso, siempre está mal”, concluyó.
