Ramón Amarilla, vocero de la mesa salarial policial, lleva ya 170 días detenido sin una fecha concreta para su declaración. Acusado de sedición, su situación generó un gran revuelo en la opinión pública, especialmente, segun denuncia su esposa, por las condiciones inhumanas de su encarcelamiento, y no duda en calificar como “un desastre”.

“Las instalaciones del penal son horribles”, relató a Misionescuatro Miriam, quien visita a su esposo cada domingo. “Es muy caro para ir todos los días a verlo, además de que tengo que llevarle muchas cosas. El gasto es demasiado alto”. La situación financiera de la familia también se vio gravemente afectada, ya que le suspendieron el sueldo y la obra social de Ramón, y, según cuenta Miriam, incluso le redujeron parte de su jubilación tras su paso por el IPS.

A lo largo de estos más de cinco meses, las condiciones físicas y psicológicas de Ramón se vieron severamente deterioradas. Miriam comparte con preocupación que, el último sábado, su esposo sufrió un desmayo a causa del calor extremo en la prisión. “Pensó que se iba a morir del calor, le duele el pecho, está muy mal”, expresa. La situación se volvió insostenible, y a esto se le suma el hecho de que su esposo se encuentra sin respuestas claras sobre las razones de su detención.

“Ramón no sabe por qué lo detuvieron, no estaba en el grupo de WhatsApp ni en ningún contacto relacionado con la acusación”, aseguró Miriam. Según ella, su esposo no está involucrado en los hechos que lo vinculan con el movimiento de protesta que tuvo lugar en mayo, y no existe evidencia que lo relacione con los hechos de sedición de los que se le acusa. “Ramón es un preso político”, afirma con contundencia. “Lo único que hacía era luchar por la policía, nada más”.

A pesar de las ofertas de diferentes partidos políticos que intentaron acercarse a él, Miriam subraya que su esposo está lejos de tener interés en la política: “A Ramón lo único que le interesa es la libertad, no quiere saber nada de ser candidato”, dice. La esposa de Amarilla denuncia que varios sectores intentan aprovechar su imagen para fines políticos, sin importarles su sufrimiento y el de su familia.