Esta efeméride fue elegida por Enrique Ernesto Febbraro, un locutor argentino miembro de la logia masónica, para intentar incentivar en el mundo una celebración que girase en torno a una virtud altruista como lo es la amistad sincera.

Febbraro eligió el 20 de julio, el mismo día en el que el coronel de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, Edwin Aldrin hiciese su incursión a la luna junto con Neil Armstrong en el Apolo XI. Para lograrlo y tener consenso mundial, el bonaerense envió una serie de mil postales a diferentes países del mundo.

Dos días de la amistad: una celebración global

Además del Día del Amigo del 20 de julio, existe otra fecha reconocida globalmente para celebrar la amistad: el 30 de julio, conocido como el Día Internacional de la Amistad. Esta fecha fue promovida por el doctor paraguayo Ramón Artemio Bracho en 1958, quien lanzó la campaña Cruzada Mundial de la Amistad con el objetivo de fomentar la paz entre los seres humanos. Paraguay celebra este día desde entonces, y la Asamblea General de las Naciones Unidas lo oficializó en 2011, reconociendo “la pertinencia y la importancia de la amistad como sentimiento noble y valioso en la vida de los seres humanos de todo el mundo”.

El Día Internacional de la Amistad también se distingue por sus tradiciones, como el juego del amigo invisible, en el que se intercambian regalos manteniendo el anonimato del remitente. Aunque compite en popularidad con el 20 de julio, ambas fechas comparten el mismo espíritu de celebrar la amistad.

De esta manera, tanto las efemérides del 20 de julio como el 30 de julio sirven para recordarnos la importancia de los lazos de amistad que nos unen, ya sea a través de la visión de un argentino que vio en la llegada del hombre a la Luna un símbolo de fraternidad universal, o mediante una campaña internacional que promueve la paz y el compañerismo. En palabras de Febbraro, “la amistad es un sentimiento noble y valioso que nos une en momentos únicos”.