“En mi clase de yoga Vinyasa, fusionamos el movimiento fluido con la respiración consciente, lo cual lleva a un estado profundo de relajación”, explica Britez. “Este proceso de posturas nos conecta con nuestro cuerpo y nuestra respiración, seguido de una meditación final para calmar la mente y observar nuestro trabajo interno físico, mental y espiritual”.

Para Britez, el yoga no se limita a posturas complejas o invertidas de moda en occidente. “A través del cuerpo, el yoga nos lleva hacia adentro, nos hace conscientes del momento presente mediante la respiración”, enfatiza. “El objetivo último es más interior que físico; es conectar con nuestra esencia”.

Además del Vinyasa, Britez enseña otros estilos de yoga como el dinámico, más físicamente exigente, y el Hatha, que se centra en las posturas estáticas. Según ella, el yoga no debe ser visto solo como una práctica física, sino como una herramienta que va más allá de la meditación o la religión.

“En occidente, a veces se malinterpreta el yoga como una práctica exclusivamente espiritual o religiosa”, comenta Britez. “Pero el yoga es accesible para todos y ofrece beneficios que van desde el manejo del estrés hasta la conexión espiritual”.