Opinión

De la censura a la libertad: el legado de Assange y WikiLeaks

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Por: Videla Sebastián

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De la censura a la libertad: el legado de Assange y WikiLeaks

Finalmente, la novela ha llegado a su fin y Julian Assange puede considerarse un hombre libre. Después de más de 1901 días tras las rejas, Assange ha llegado a un acuerdo con el gobierno estadounidense: aceptar cargos por violar la ley de espionaje a cambio de recuperar su libertad. A pesar de celebrar esta victoria a medias para la libertad de prensa, el caso de Assange deja enseñanzas y sienta un precedente crucial para el periodismo libre.

Julian Assange fundó WikiLeaks el 4 de octubre de 2006, una organización cuyo lema “We open governments” (abrimos gobiernos) refleja su misión de publicar información filtrada sobre gobiernos y entidades internacionales con comportamientos éticamente cuestionables y poco ortodoxos. La clave del éxito de WikiLeaks radicaba en la posibilidad de filtrar información clasificada de manera masiva y anónima. En 2010, la organización protagonizó una de las mayores filtraciones de datos de la historia reciente, exponiendo las atrocidades cometidas por el gobierno de Estados Unidos en las guerras contra Irak y Afganistán, así también, revelando documentos del Departamento de Estado en el caso conocido como “Cablegate”.

A finales de 2010, Assange enfrentó acusaciones de violación que marcaron un punto de inflexión en su vida. Esto llevó a la Interpol a emitir una orden de captura que culminó en su arresto en Londres, donde se entregó voluntariamente. Aunque fue liberado bajo fianza un mes después, las autoridades británicas dictaron su extradición a Suecia en 2012. Ante esto, Assange buscó asilo en la embajada de Ecuador en Londres, violando así las condiciones de su fianza. Aunque las acusaciones de violación fueron archivadas en 2017 por falta de pruebas, Assange permaneció en la embajada ecuatoriana hasta 2019, cuando se le revocó el asilo y fue entregado a las autoridades británicas en abril de ese mismo año. Fue sentenciado a 50 semanas de prisión por violar las condiciones de su fianza.

Durante este tiempo, el gobierno de Estados Unidos aceleró los trámites para acusar a Assange de 17 cargos bajo las leyes de espionaje, pero debido a la pandemia de COVID-19 y a la burocracia estatal por parte de la justicia británica, Assange permaneció encarcelado hasta su acuerdo alcanzado del pasado 24 de junio para recuperar su libertad y así retomar la vida que jamás mereció perder desde un primer momento.

El caso de Julian Assange y Wikileaks, marca un precedente para la historia del periodismo mundial, y es que este hombre por publicar la verdad: crímenes de guerra cometidos por los Estados Unidos (y otras cuestiones igual de sensibles), fue sentenciado y culpado por simplemente contar lo que había que contar en tiempo y lugar. Por oponerse al Leviatán, Assange pago las consecuencias, pero no debe oscurecer el trabajo vital del periodismo libre, ni sesgar el trabajo y camino recorrido en pos de la libertad de expresión e información. Como dijo alguna vez uno de los padres fundadores de los Estados Unidos, Thomas Jefferson: “El precio de la libertad es su eterna vigilancia”.

Por: Videla Sebastián

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