Graciela Benítez, hermana de Claudia, describe a la víctima como una “buena persona” y “una madraza” que siempre velaba por el bienestar de sus hijos. “Era la menor de las hermanas, fuerte y compañera”, recuerda con emoción en su voz. “Pero ahora sólo queda el vacío de su ausencia y la lucha por justicia.”

Según la familia, el caso de Claudia continúa estancado, y para Graciela, cada día sin respuestas es una herida que no cicatriza. “Recordarla y pedir justicia por ella es nuestra única forma de mantener viva su memoria y asegurarnos de que este caso no quede impune”, afirma con determinación.

Además del dolor por la pérdida de Claudia, Graciela expresa su preocupación por el bienestar de sus sobrinos, quienes quedaron bajo la custodia de la familia paterna. “No los estamos viendo. Queremos encontrarnos con ellos y asegurarnos de que estén bien”, insiste.

La familia está tramitando a través del Juzgado de Familia para intentar obtener visitas regulares con los niños. “Mis sobrinitos son tan especiales y deben estar extrañando a su mamá”, dice con nostalgia Graciela.

El recuerdo de Claudia Benitez sigue fresco en la mente de su hermana mayor. “Era una persona buena y de buen corazón. Siempre trabajadora y preocupada por sus hijos”, añora.

Graciela también comparte detalles de las dificultades que Claudia enfrentaba en su vida cotidiana. “Me contaba cosas que le pasaban. Tenía que sacarse fotos para demostrar que estaba en casa, era mucho control”, relata con indignación. “Nadie tiene derecho a quitarle la vida a una persona así.”

La familia deja claro que la lucha por justicia y el cuidado de los hijos de su hermana son ahora sus principales objetivos. “No podemos recuperar a mi hermana, pero al menos queremos estar presentes en la vida de nuestros sobrinos”, concluye.