El recorrido de Diego Schwartzman (16°) en el Masters 1000 de Montecarlo llegó a su fin. Más allá de la ilusión que tenía de dar la sorpresa y de aprovechar la oportunidad para seguir avanzando en el torneo, se topó contra Stefanos Tsitsipas (5°), que lo derrotó por 6-2, 6-7 (3) y 6-4 en dos horas y 42 minutos de juego, en los cuartos de final.

Durante un set y medio, el argentino estuvo lejos de poder jugar a su mejor nivel: en términos generales se mostró muy pasivo en la cancha y, principalmente, volvió a tener problemas para sacar ventajas con su servicio. De hecho, lo perdió en cuatro oportunidades. Y, en contra partida, casi que no le pudo hacer daño a su rival desde la devolución, que es cuando saca su tenis más efectivo.

Sin embargo, el panorama cambió desde el 2-6 y 2-5, dado que decidió dar un paso adelante en la cancha, impactar más fuerte la pelota y, especialmente, buscar otro tipo de variantes para evitar la derecha invertida del griego. En ese sentido, utilizó el revés alto para obligar a su adversario a golpear en movimiento y con bastante incomodidad. En efecto, el cambio de táctica fue tan efectivo que los tiros ganadores de Tsitsipas pasaron a ser errores no forzados. Y es por eso que el Peque se quedó con el segundo set.

La misma tónica continuó durante el inicio del tercer set. Todo era del argentino. En cada uno de los registros sacaba la diferencia y en los peloteos parecía impasable. Y llegó a estar 4-0 arriba sacando 40/30. No obstante, la torre de naipes se derrumbó de un segundo al otro. Las pelotas que iban adentro empezaron a marcharse fuera, el griego retornó a la senda de los tiros ganadores y, en consecuencia, hilvanó seis games para dar vuelta el resultado.

Una oportunidad perdida para el Peque, que se quedó a las puertas de superar su mejor actuación en Montecarlo.