Este dato de septiembre representa una disminución en la tasa de variación mensual del índice de precios en comparación con el dato previo informado por el INDEC, que era del 12,4%. Sin embargo, la inflación acumulada en los primeros nueve meses del año ya alcanza el 100,0%, marcando el nivel más alto en lo que va del siglo y recordando los oscuros días de la hiperinflación de 1990. En la última década, los registros acumulados más altos para los primeros nueve meses del año fueron 66,1% en 2022 y 37,7% en 2019.
El rubro que más contribuyó al aumento de la inflación fue “Alimentos y bebidas no alcohólicas,” que experimentó un aumento del 10,2% y tuvo una incidencia significativa de 2,4 puntos porcentuales en el índice. A pesar de este destacado aumento, ocho rubros presentaron variaciones aún más significativas, todas en el rango de dos dígitos. Entre los más notables se encuentran “Restaurantes y hoteles,” que experimentó un aumento del 17,4% con una incidencia de 1,9 puntos porcentuales, “Medicina,” con un incremento del 12,2% e incidencia de 1,1 puntos porcentuales, y “Vivienda,” que aumentó un 12,2% y tuvo una incidencia de 1,0%.
En términos políticos y económicos, estos números son alarmantes. La inflación acumulada durante los primeros 44 meses de la presidencia de Alberto Fernández alcanza el 609,8%, posicionándose como la más alta registrada por un presidente desde 1991.
Eugenio Marí, Economista, Jefe de la Fundación Libertad y Progreso, analizó la situación y señaló que “septiembre se ubica como el segundo mes consecutivo con dos dígitos de inflación. Si bien registramos una desaceleración, el IPC sigue corriendo a un ritmo semanal de entre el 1,5% – 2,0%, lo que mensualizado está en el orden del 9%. Esto nos marca una inflación que se volvió a estabilizar otra vez un escalón más arriba”.
Marí atribuyó esta tendencia a la aceleración en la emisión de base monetaria por parte del Banco Central y la incertidumbre electoral que ha llevado a una disminución en la demanda de pesos y activos en moneda nacional. La combinación de estos factores sigue generando preocupaciones sobre la estabilidad económica en Argentina.
