-Pasó la edición número 42 de la Feria Provincial del Libro, que arrancó en el año 1978. Realizada en el gimnasio del Instituto Mariano, ubicado en la avenida Sarmiento, de las más importantes del centro de la ciudad-, se disponen una buena cantidad de stands atendidos por libreros locales y de otras partes del país (algunos profesionales y otros amateurs) y también se hacen exposiciones de libros a cargo de sus autores (generalmente en la Casa de la Historia y la Cultura del Bicentenario, a unas tres cuadras del gimnasio). Este año hubo suerte dispar en cuánto a público y ventas. Algunos expositores destacaron que tuvieron de las dos cosas. Y otros dijeron lo contrario haciendo responsable a los dos fríos: el climático (la mayor parte de los diez días que duró coincidió con el frío extremo en la zona) y el económico (la crisis).
-Pasó la edición número 16 del Festival Internacional de Cortometrajes “Oberá en Cortos”, que arrancó en el año 2004. Con el Cine Teatro Oberá como sede central, ubicado en la calle San Martín-adyacente a las avenidas del centro-, el festival de cortometrajes arrancó cuando la ciudad aún no contaba siquiera con un cine que exhibiera largometrajes (hoy cuenta con tres: el del espacio INCAA y dos microcines que forman parte del casino y de su hotel). Durante años tuvo más prestigio que popularidad, un logro-este último-más reciente. Y hoy por hoy es objetivamente un orgullo para la ciudad que por allí desfilen materiales audiovisuales de reconocida calidad y otros que encuentran su reconocimiento-precisamente- en el festival. Este año hubo una muy buena concurrencia en los cinco días que duró y en particular-como es tradicional, de un público joven.
-Y también pasó la edición número 7 de la denominada Pre Fiesta del Inmigrante, que arrancó en el año 2013. Las actividades transcurren en el Parque de las Naciones, la sede permanente de la Fiesta Nacional del Inmigrante que se realiza un par de meses después. Es un buen intento de aprovechar más el hermoso Parque de las Naciones y sus casas típicas que, por el momento, goza de buenas intenciones y de un consumo local casi total (la presencia turística a la que se apunta es escasa o nula). Este año se verificó lo mismo: la participación del público local, muchos de ellos parientes de los propios integrantes de los ballets o integrantes de las colectividades. El turista no aparece.
Hace tiempo que julio es el mes tradicional de la cultura y las celebraciones en Oberá. Se hacen loables intentos por acrecentar el consumo cultural para propios y extraños. En una ciudad que convive desde hace años con malas administraciones y en dónde la política mete la nariz en cada evento casi siempre para mal (que el estado apoye es indispensable pero que el partido de gobierno haga negocios políticos y económicos con los eventos no. Recordar el impune caso de Rindfleisch con la recaudación de la Fiesta Nacional del Inmigrante, por ejemplo).
¿Alguna vez Oberá será incorporada de hecho, y no en los discursos, a algún proyecto turístico provincial e integral? Es llamativo que si se entra al país en auto desde las distintas fronteras hasta Santa Ana no se puede encontrar ni siquiera un cartel que indique la existencia de Oberá a tantos kilómetros. La falta de señalética es inadmisible. Y si hay alguno el esfuerzo por esconderlo les salió fenómeno.
¿Alguna vez los eventos culturales serán una muestra de que estado, gobierno y partido son (deberían ser) cuestiones separadas? ¿Y formarán parte de una política turística y cultural estatal bien diseñada y mejor implementada?
No por el momento…
Walter Anestiades para MisionesCuatro.com
