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Los sueños rabiosos de Roberto Arlt, a 75 años de su muerte

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En 1942, un 26 de julio se paralizaba el corazón de Roberto Arlt, el escritor y periodista que fue participe y testigo de las convulsivas décadas de los años veinte y treinta.

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Los sueños rabiosos de Roberto Arlt, a 75 años de su muerte

[vc_row][vc_column][vc_single_image image=”119488″ img_size=”full” alignment=”center”][vc_column_text]En 1931, cuando Roberto Arlt ya tenía cierto prestigio entre sus pares, publicó Los Lanzallamas, su tercera novela. En el prólogo escribió: “El futuro es nuestro, por prepotencia de trabajo. Crearemos nuestra literatura, no conversando continuamente de literatura, sino escribiendo en orgullosa soledad libros que encierran la violencia de un ‘cross’ a la mandíbula. Sí, un libro tras otro, y ‘que los eunucos bufen'”.

¿Cómo no fascinarse de un escritor así, rabioso y soñador, que entendía que el acto de escribir debía ser feroz y potente? Si bien nunca fue el favorita de la academia ni de la crítica literaria, Arlt supo cultivar un séquito de admiradores que leían las páginas de sus libros con inquietante admiración.

Hoy, miércoles 26 de julio, se cumplen 75 años de su muerte. COn esta excusa, se inaugurará la muestra fotográfica de Eduardo Grossman que, basado en las narraciones del escritor argentino, compuso una serie de imágenes exóticas y poderosas. Será a partir de las 19:30 horas en la Biblioteca Ricardo Güiraldes ubicada en Talcahuano 1261. Un homenaje, la celebración de una influencia.
[/vc_column_text][vc_media_grid element_width=”6″ grid_id=”vc_gid:1501061989176-f9ed6941-77a7-7″ include=”119489,119490″][vc_column_text]”Estas imágenes surgieron de las fantasías, sueños y delirios de los personajes que viven en las novelas de Roberto Arlt. Personajes de una Buenos Aires que, aún arrasada por un progreso impune, todavía podemos encontrar”, comentó el fotógrafo.

En su época, la irreverencia literaria de Arlt, que mezclaba lunfardo con lenguaje popular, le causaba dolores de cabeza a la crítica especializada y académica. Como padrino de la crónica, venía del periodismo y su universidad era la calle misma: escribía de forma atolondrada pero precisa. Él mismo lo dice: “un cross a la mandíbula”. En 1980, Ricardo Piglia lo explicó mejor en Respiración artificial: “Cualquier maestra de la escuela primaria puede corregir una página de Arlt, pero nadie puede escribirla”. Exactamente: nadie puede escribir como Arlt. Su estilo lo volvía único.

Esta muestra es más que un homenaje. Además, no estará sola: será acompañada por una serie de charlas, conferencias y un ciclo de cine que completarán este ciclo dedicado a Arlt. Diversos especialistas en su obra lo abordarán desde diferentes perspectivas para dar cuenta de su caso tan exótico, tan singular, pero a la vez tan recordado y justamente bien celebrado.[/vc_column_text][vc_facebook type=”button_count”][vc_tweetmeme][vc_column_text]Fuente: Infobae / vm.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]

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