Foto: Cristian Aquino
POSADAS. El sábado, en una hermosa noche marcada por la incertidumbre y la expectativa, los hermanos Cecilia y Emilio Moya volvieron a compartir el escenario luego de tres años y por primera vez en la capital misionera. El lugar que acogió esta reunión musical, fue Espacio Reciclado, uno de los puntos culturales más mágicos de la ciudad.
Pasadas las 22 horas, el público llenó hasta el último rincón, y los ánimos que flotaban en el aire anticipaban un espectáculo inolvidable. El proyecto musical Moya – Moya, con su fusión de sonidos electrónicos, voces cautivadoras y cálido contenido visual, llevó al público a un viaje que comprometió todos los sentidos y guió cada uno de sus latidos.
La canción “Chica Imantada” fue la pieza inicial para una aventura hipnótica y espacial. Los hermanos Moya, ubicados detrás de una pantalla gigante, en ocasiones, se convirtieron en siluetas fugaces, o en sombras que danzaban, entre efectos psicodélicos con un constante cambio de colores, que a veces los ocultaba y a veces los revelaba. Esta puesta en escena enigmática sumó una capa de misterio y profundidad a su presentación.
El repertorio incluyó otras canciones de su álbum “Hora Mágica”, entre las que se destacaron “Último día de vacaciones”, con la increíble performance de las bailarinas India Pernigotti y Silvana González Gregori acompañando a la perfección todos los climas del track. También “Ballestas” y una versión de “Heartbeats” de Knife. Sin embargo, lo más memorable de la noche fue cuando los hermanos Moya se atrevieron a rendir homenaje a una de las grandes voces de la música, interpretando “Army Of Me” de Björk y por supuesto, el cierre con su canción “Bailar”, aquella pieza musical que funcionó como disparador para dar rienda suelta a este proyecto. Entre el fervor de los aplausos, Leo Rojas, el invitado de la noche, se apoderó del escenario para musicalizar el final de la velada a puro beat, baile y abrazos de reencuentro.
En resumen, el recital de Moya – Moya en Espacio Reciclado fue más que un concierto; fue una experiencia sensorial y emocional que dejó una huella profunda en todos los presentes. Los hermanos Moya demostraron que su música es una invitación a explorar lo desconocido y a sumergirse en lo lúdico de la creatividad musical donde lo tecnológico está a merced del arte más puro y genuino.
