Durante su entrevista, compartieron sus vivencias y amor por el chamamé, dejando claro por qué esta música sigue siendo tan relevante en sus vidas y en la cultura regional.
Juan Sendra, originario de Santo Tomé, Corrientes, expresó su profundo vínculo con el género chamamecero: “Soy de Santo Tomé Corrientes, siempre tuve conjunto. Creo que mientras haya gente que toque esta música, no se va a olvidar”. También, lamentó la falta de exposición en los medios actuales asegurando que “no se escuchan vals o tango en las radios. No hay programas”.
Recordando su juventud, Sendra compartió sus recuerdos de serenatas y de tocar la guitarra por su pueblo. “Me acuerdo de las serenatas de cuando salíamos todas las madrugadas, con una guitarrita por el pueblo y con los conocidos”, dijo.
“Chiqui” Raczkowski, conocido por ser un músico “audio perceptivo” y su capacidad de aprender música de oído, enfatizó la importancia de compartir conocimientos con otros músicos: “Muchos aprendimos de oído y compartiendo con otros músicos”. Además, mencionó su experiencia con grandes músicos como Tito Molina y Nélida Argentina Zenon.
Raczkowski también destacó la influencia de la música chamamecera en su vida y cómo esta se convirtió en una pasión: “Para mí, el chamamé es parte de mi vida porque me crié escuchándolo. A 50 metros de mi casa, había una pista popular y era chamamé todos los sábados y domingos”.
Ambos músicos coincidieron en que el chamamé es una música que se siente en el corazón y no está limitada por la condición económica o social. Además, destacaron la emotividad que puede evocar: “Estuve tocando en lugares y veía cómo el gaucho pegaba la frente contra la dama y llegaba a llorar”, compartió.
En esta celebración del Día del Chamamé, Juan Sendra y “Chiqui” Raczkowski dejaron claro que esta música no solo es parte de su identidad, sino que también es un legado cultural que continúa tocando los corazones de quienes la escuchan y la interpretan.