[vc_row][vc_column][vc_column_text]Nathy Peluso, es argentina, tiene 23 años y triunfa en España. La adoran los jóvenes que escuchan trap, pero ella asegura que lo suyo es jazz latino y que se mira en Gloria Estefan o Celia Cruz.[/vc_column_text][vc_single_image image=”182047″ img_size=”full” alignment=”center”][vc_column_text]“Yo soy la jefa de todo lo que quiero serlo”, afirma Nathy Peluso clavando la mirada. La cantante de 23 años, que editó el pasado abril La Sandunguera, un disco que ella describe como jazz latino y sin embargo conecta con el público del trap, lo dice desde un camerino más elevado de lo habitual. Ha subido hasta el Faro de Madrid, un mirador situado entre Ciudad Universitaria y Moncloa desde el que se divisa toda la ciudad. Faltan unos minutos para que ofrezca un concierto exclusivo organizado por Spotify y Polaroid Eyewear ante un grupo de sus mayores fans. Para demostrarlo la plataforma de música online ha seleccionado a los que más reproducciones de la artista por medio de un algoritmo tan imposible de explicar como certero en sus resultados.
Mientras picotea un sandwich, juguetea con su melena rizada y contesta llamadas de agencias inmobiliarias –”estuve buscando piso en Barcelona hasta hace dos semanas”– despliega ante Vanity Fair una personalidad que se continúa más allá del escenario. Como muestra, el relato biográfico que resume cómo ha llegado hasta estas alturas.
“Nací en Argentina, como mis padres, que son un psicólogo y una profesora de inglés. Peluso es mi verdadero apellido, es de origen italiano. Tengo la doble nacionalidad. Nos vinimos con mi hermana a España en 2004 y paramos en Alicante. De pequeña yo hacía gimnasia rítmica nueve años. Mis padres me ayudaban en lo emocional, apoyándome mucho, pero económicamente siempre he tenido que buscarme la vida. Me fui a estudiar Comunicación Audiovisual a Murcia. Probé esa carrera porque creía que me ofrecería una salida artística a mis inquietudes, pero me equivoqué. Así que me fui a Madrid para estudiar Teatro Físico en la Universidad Rey Juan Carlos, para especializarme en en Pedagogía de las Artes Visuales y la Danza… ¡Y no porque me echara un novio como dicen por ahí! Estaba enamorada pero lo principal era mi búsqueda interna”.[/vc_column_text][vc_column_text]¿Y cómo empezó a cantar?
Tenía 16 años y actuaba en hoteles y restaurantes de Torrevieja para pagarme esta formación. Swing, jazz, blues… Interpretaba básicamente temas clásicos de Frank Sinatra, Etta James, Nina Simone y artistas en esa línea. Desde que era una niña había música en casa y me siento representada con esos estilos, pero eso era lo que querían tener de fondo los clientes, una banda sonora chic…
Aparte del de cantante, ¿qué otros trabajos tuvo antes de dedicarse a la música?
Cuando llegué a Madrid me dediqué a la hostelería y estuve también en cadenas de producción. Creo que es lo peor que le puede pasar a un artista. No estamos preparados para hacer cosas así, te vetan la personalidad, tienes que ser un robot… Pasé una época breve pero traumática montando cajas de cartón en una fábrica. También fui camarera del VIPS, en Domino´s Pizza y en otros sitios sirviendo paellas baratas para los turistas.
Tiene un acento curioso: pronuncia las “ces” como una argentina pero incorpora dejes colombianos y cubanos, incluso a veces habla como una murciana de adopción.
¿Estás tú loco? ¡Pobres murcianicos! Con la alegría que ellos me dieron… Siempre me he relacionado con muchos latinos. Mientras estudiaba teatro estaba de 8 de la mañana a 10 de la noche con profesores y alumnos cubanos, domincanos y colombianos, que tienen que un acento que si se te incustra olvidate, ya lo tienes ahí para siempre.
Pero también el lenguaje que emplea en las canciones es un pastiche de referencias.
Ha surgido así. Fluyo y aparecen cosas en mi cerebro con las que me identifico. Las palabras las incorporo sin más de forma inconsciente. Yo no hablo como en mis canciones, pero la Sandunguera es la exageración de la mezcolanza de acentos y vocabularios a los que he estado expuesta.
¿Y qué ha recogido de la cultura española?
No sé, muchas cosas. Alguna vez he mencionado a Lola Flores pero se ha malinterpretado. Me encanta pero la he conocido ya de grande, no fue una influencia sino un punto de encuentro con España para mí. ¿El cuplé? Sí, he empezado a saber de él hace poco y me fascina. En realidad lo que mejor conozco de aquí es la zarzuela, porque formé parte del coro en representaciones de La corte del Rey Faraón y La Revoltosa. El flamenco me fascina pero no me atrevería a tocarlo. Como hacer salsa, es una cosa que te tiene que salir muy natural, necesitas haberte criado escuchándolo.[/vc_column_text][vc_single_image image=”182046″ img_size=”full” alignment=”center”][vc_column_text]¿Cómo empezó a grabar sus primeras canciones?
Mientras estudiaba. Hacía algunas bases electrónicas con amigos y salieron canciones como Kun Fu. Las grabábabmos, hacíamos vídeos y la gente empezó a valorar mi movida hasta el punto de que dejé la universidad casi terminando ya la carrera. Ya había extraído de ahí todo lo que necesitaba aprender. Y así este último año comencé a triunfar y hacerme cada vez más conocida.
También a crear su personaje.
Yo antes siempre fui Nati sin hache, pero soy lo que ofrezco al público. Una versión algo más exagerada de mí misma. Quizá con La Sandunguera sí que ha surgido de una forma subconsciente otra persona, pero
¿Cómo describiría a La Sandunguera?
Soy yo otra vez con un toque más histriónico, llevada al extremo de la comedia y la sátira. Por mi formación teatral probablemente, a mí me encanta habitar un estado. Me gusta mostrar a los demás que soy, por decirlo de alguna manera, así de valiente.
En Estoy triste llama la atención encontrársela sollozando de forma descarnada, sin ocultar las lágrimas, como una moderna Llorona.
¡Es que eso es lo que me encanta! La gente esperaría que La Sandunguera fuera una especie de Celia Cruz, una persona contenta y feliz, del goce, pero yo quiero mostrarla humana, que por estar tan expuesta no oculte sus defectos ni sus momentos bajos. Una persona pública debe ayudar a recordarnos que nuestra vulnerabilidad es tan hermosa. No entiendo que los famosos tengan que estar perfectos, felices y guapos. A mí me cuesta entenderlo, porque me encanta reafirmarme como humana.[/vc_column_text][vc_column_text]¿Como si eligiera las fotos en las que sale mal?
Capaz que sí. No es un estado confortable pero creo que hago bien en hacerlo así. Estoy triste está en este disco porque yo tenía que reflejar lo duro que fue dar este paso de convertirme en artista, un cambio de vida tan inmenso. Nací para dedicarme a esto pero aceptarlo genera unas inestabilidades emocionales tremendas.
A pesar de hacer una música muy sensual no proyecta una imagen sexualizada de sí misma.
Nunca ha sido algo premeditado. Todo lo voy descubriendo mediante la improvisación, que es la base de mi trabajo. Lo que vos ves es mi manera de vivir la vida. También me gusta ponerme linda, pero es que yo me la paso laburando para hacer música y no me detiene el que me salga un grano o estar despeinada. ¡Todos estamos así en casa! La diferencia es que yo puedo mostrarlo.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]Gran parte de su público y de los artistas actuales con los que la relacionan vienen del trap. ¿Se identifica con ese género?
Lo escucho pero me siento más próxima a Gloria Estefan o Luis Miguel. Por cierto, ¡qué buenísima es la serie que le están dedicando en Netflix! Es muy telenovela pero está muy entretenida.
Teniendo en cuenta sus gustos, ¿no sería Miami su sitio natural?
¡Capaz que sí! Nunca fui y puede que me decepcionara, porque tengo muchas expectativas sobre cómo es aquello, pero en cuanto tenga un poquito de plata me agarro a mi chico y me voy para allá a componer. ¿Sabes la inspiración que me iba a venir alli con la música que estamos afrontando?
Si llegara el éxito masivo y con él el dinero, ¿en qué lo gastaría?
Aunque considero que mi padre artístico es Notorious Big soy re poco rapera en mi modo de vida, más bien tiro a muy clásica. Creo que lo primero que haría es contratar un chef para que me cocine algo diferente todos los días. ¿Sabes esa comida que sientes que te está sanando cuando entra en tu boca? No necesitaría una casa grande, me da miedo perderme… No soy muy ostentosa. Con poder darle guita a mis viejos estaría feliz. El resto lo invertiría en música, contrataría una orquesta para que me acompañara en los conciertos. ¿Una lanchita? Me da un poco de respeto el mar, prefiero tener un sitio en la playa… Y ropa, por supuesto, muchísima ropa.
¿Qué es lo más bestia que ha hecho sobre un escenario?
Arrodillarme ante mi público, quebrarme delante de ellos.
Un artículo del periodista musical Alan Queipo en el que se señalaban los parecidos de su sonido con el de Hurricane G, una cantante de rap neoyorquina que apareció a finales de los 90, causó cierta polémica.
No lo he leído ni sé quién es esa persona. Lo cierto es que cuando empecé a rapear hace dos años Dano, otro artista argentino que es como mi hermano, me dijo que le recordaba y me puso una canción suya, El Barrio, que creo que es la única que hizo en español. Realmente, después de hacer La Sandunguera, que venía de un acento medio ucraniano que hacía con una amiga, dio la casualidad de que nuestros timbres coincidían. Reconozco que el salero también es parecido, pero si fuera una inspiración no tendría ningún problema en admitirlo. Soy consciente del talento que tengo y no me hace falta copiar a nadie. Puedo reinventarme continuamente sin tener que imitar a otros. Es algo de lo que me siento orgullosa y no me corto lo más mínimo en decirlo. Al que crea que la ha plagiado no tengo más que decirle… Negro, ¿escuchaste mi música en serio? ¡Por favor![/vc_column_text][vc_facebook type=”button_count”][vc_tweetmeme][vc_column_text]
Vanity Fair / vm.
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