[vc_row][vc_column][vc_column_text]La chica del tren, su fenómeno de 2015, sigue entre los más vendidos en un ranking que hoy encabeza su nuevo libro, Escrito en el agua; viene a presentarlo a la Argentina en agosto.[/vc_column_text][vc_single_image image=”111300″ img_size=”full” alignment=”center”][vc_column_text]MADRID.- Antes de emprender un tour organizado por su editorial, precavida y entusiasta, emitió su voto por correo. Paula Hawkins no quería perder la oportunidad de que su voz y posición, por pequeña que fuese dentro del océano de electores, quedasen acalladas. “Esto no es lo que todos esperaban. Ha sido nuevamente una sorpresa, una evidente reacción contra el partido conservador y su aproximación al Brexit, así como a su política de la austeridad”, opina con una sonrisa sobre los resultados del jueves último en los que la primera ministra Theresa May sufrió un revés. Donde no hay austeridad es en su nueva apuesta a la que define como ambiciosa. Después del suceso mundial de La chica del tren, se encerró a darle vida a su nuevo libro, Escrito en el agua, para cuya presentación oficial en la Argentina viajará en agosto.
La autora británica está sentada frente a un ventanal que la separa, del lado de la sombra y del aire acondicionado, del asfalto y del trajín de la Gran Vía. Su cartera descansa en el suelo, aunque hay varios cuerpos libres de un sillón blanco a su alrededor. Relajada y curiosa, Hawkins se interesa por su interlocutor y recuerda las décadas que ejerció como periodista. “¿Ahora mismo vas escribir la nota? Uy, buena suerte. Ojalá no te cause mucho lío escribirla”, dice con calidez precisamente la autora de la novela más vendida en este momento en la Argentina. Hawkins publicó La chica del tren en 2015, un thriller psicológico que vendió más de 20 millones de ejemplares en el mundo -en la Argentina ocupa el cuarto puesto de ficciones más vendidas- y fue traducido a 42 idiomas. Además, Tate Taylor (Historias cruzadas) llevó la novela al cine, adaptada por Erin Cressida Wilson (guionista de La secretaria), y protagonizada por Emily Blunt.
Escrito en el agua transcurre en el ficticio pueblo inglés de Beckford, el “Mayhem Parva”, en la jerga de los lectores de policiales. Hawkins retrata en este un universo, a orillas de un río y oxigenado por amplios acantilados, una historia asfixiante ya que allí ocurrieron varios crímenes y muertes sospechosas. La tragedia no es sólo reciente, sino que desde hace siglos, esas coordenadas están malditas. Allí aparece La Poza de las Ahogadas “un lugar al que iban mujeres perseguidas, rebeldes, inadaptadas que habían incumplido el mandato patriarcal”. Jules regresa a su pueblo natal luego de que su hermana, a quien no veía hacía muchos años a causa de un rencor añejo, muere en circunstancias confusas. Escrito en el agua tiene una protagonista, Jules, pero muchas voces. Si La chica del tren estaba construida con tres narradoras, quienes alternaban el hilo de la trama, Escrito en el agua es más compleja aún, porque se suman más voces y, por lo tanto, perspectivas. Si bien la primera persona del discurso es la más recurrente, no es la única, ya que algunos fragmentos de la novela son relatados por una voz omnisciente, no sólo física, a través de un personaje, sino, por ejemplo, con los retazos de un libro que escribía la víctima antes de morir. “Es necesaria una extraña vanidad para ser capaz de tomar la tragedia de otra persona y escribirla como si te perteneciera”, dice un personaje y así se construye desde distintos ángulos un mosaico donde están incrustados el suspenso y el drama familiar. Escrito en el agua también tendrá su versión cinematográfica.[/vc_column_text][vc_single_image image=”111301″ img_size=”full” alignment=”center”][vc_column_text]Nota Extraída de La Nación / vm.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]