[vc_row][vc_column][vc_column_text]Carlos Mastrangelo, un argentino que trabaja como profesor de ingeniería electrónica y computacional en la Universidad de Utah, EE.UU, lidera un proyecto dedicado al desarrollo de “gafas inteligentes”.[/vc_column_text][vc_single_image image=”90551″ img_size=”full” alignment=”center”][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]Mastrangelo es argentino, trabaja como profesor de ingeniería electrónica y computacional en la Universidad de Utah, EE.UU., y lidera desde un par de años en un proyecto para desarrollar unas “gafas inteligentes”.
El equipo de Mastrangelo está compuesto por diez ingenieros. El avance de la iniciativa fue enorme. En el segundo año, el proyecto fue sufragada por el Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos (NIH) y los científicos desarrollaron su primer prototipo. Y en 2017 recibió un financiamiento inicial del estado de Utah para producir una versión de esos lentes para consumo público.
Pero, ¿cómo funciona su invento y qué tipos de problemas de la vista puede resolver? En primer lugar, tienen “un microcontrolador que continuamente ajusta el poder de los anteojos para ver claramente objetos a cualquier distancia”, dijo Mastrangelo durante una entrevista a la BBC. Y no tienen cristales.
“Los lentes variables que usamos son lentes líquidos; unas membranas elásticas hechas de goma de silicona transparente (glicerina) y muy fina, que es muy flexible y cambian la curvatura para modificar el aumento. El compartimento está lleno de un líquido transparente”, explicó el inventor.
Para saber la clase de defecto óptico que tiene la persona, estos lentes requieren el uso de una aplicación móvil o tableta vía Bluetooth. “Pueden corregir -agregó- cualquier problema relacionado con el enfoque.
Están diseñados para corregir defectos asociados con la acomodación del cristalino y problemas de visión fuera del foco (visión borrosa)”.
Mastrangelo contó que, sin embargo, sus anteojos inteligentes no pueden resolver problemas asociados con el daño en la retina (como retinitis pigmentosa o visión tunelífica), ni tampoco problemas con el bloqueo del cristalino (como cataratas).
“Para esos -añadió- problemas uno necesita cirugía óptica o prótesis de retina”.
Junto a su equipo, Mastrangelo está trabajando ahora en reducir el volumen y peso de las gafas. Aunque el mayor problema es el de la batería, explicó, ya que cuanto más liviana menos tiempo puede dar.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_facebook type=”button_count”][vc_tweetmeme][vc_column_text]M1 – vm.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]