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Los musulmanes y su gran afecto hacia los gatos

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La fe islámica es una de las más importantes del mundo y tiene, entre sus particularidades, un aprecio notable por los gatos domésticos, a los cuales venera en cierta forma.

Los musulmanes y su gran afecto hacia los gatos
Foto: Islam España

La popularidad de los gatos entre musulmanes se debe a que existen muchas historias que sostienen que el profeta Mahoma amaba a los gatos. A esto se le suma el afecto especial que tienen los países del Medio Oriente por los gatos desde la antigüedad. En esta admiración, se juntan una creencia que relaciona a los gatos con poderes o actitudes místicas y, particularmente importante para el islam, con la limpieza, a diferencia de otros animales.

Los musulmanes admiran el hecho de que los gatos se lavan a sí mismos, por lo cual no se les considera impuros y se les permite acceso a lugares sagrados.


Gatos en Estambul (Turquía). Foto: quever.travel

Según cuentan, uno de los seguidores de Mahoma, parte de su grupo cercano, era llamado Abu Hurairah, “el padre del gato”, porque aseguró que el profeta había dicho que una mujer se fue al infierno por no proveer agua para un gato.

Existen muchas leyendas, una de ellas, es que un gato salvó a Mahoma de una serpiente.

Otra, es que el profeta habría encontrado dormido a uno de sus gatos en su vestimenta, al tiempo que escuchaba el llamado a la oración de la mañana. En lugar de despertar al gato, Mahoma prefirió cortar su vestimenta con un cuchillo y permitir que el gato gozara un dulce sueño.

Se cree también que los gatos se acercan naturalmente a quien reza, como atraídos por el estado contemplativo, con una especie de olfato divino. 

En Santa Sofía (Estambul). Foto: Pijamasurf
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