Chávez comenta que su trabajo principalmente implica realizar exhumaciones, una tarea a la que se acostumbró debido a su larga trayectoria en el lugar. Sin embargo, reconoció que para aquellos que observan desde fuera, el cementerio puede ser visto como un lugar lleno de misterios y apariciones, aunque él mismo niega rotundamente tales afirmaciones. Asegura que nunca presenció ningún fenómeno sobrenatural y descarta los rumores que circulan entre la gente.

En cuanto a la seguridad, Chávez recuerda que en el pasado el cementerio era blanco de robos, lo que llevó a tomar medidas como realizar guardias nocturnas y formar parejas para vigilar el lugar. Aunque reconoce haber escuchado ruidos durante esas guardias, considera que estos son más bien producto de la psicología y no de fenómenos paranormales.

A pesar de los mitos y rumores que rodean al cementerio, Chávez mantiene una postura escéptica y pragmática. Afirma que no cree en tales historias y que su fe se centra en Dios, además de su asistencia regular a la iglesia.