El texto, apoyado por la derecha y la extrema derecha, fue adoptado por 70 votos a favor y 24 en contra, pero su aplicación solo será posible cuando un país acepte recibir un centro de acogida de los solicitantes de asilo. La norma recibió críticas de la ONU.
Flagelada por un sector de la izquierda y por organizaciones internacionales, la ley prevé que todo solicitante de asilo en Dinamarca será, una vez registrada su demanda, enviado a un centro de acogida fuera de la Unión Europea (UE).
La ley, impulsada por el Gobierno de la primera ministra Mette Frederiksen, prevé algunas excepciones, por ejemplo, que el solicitante padezca una enfermedad grave, según informó la agencia de noticias AFP.
En caso que el migrante no tenga el estatuto de refugiado se le pedirá que abandone el tercer país. Pero si lo consigue, la ley prevé que el solicitante permanezca en esa nación y no en Dinamarca.
El procedimiento sería financiado por Dinamarca, pero se confiaría al país anfitrión. Por el momento, ninguna nación aceptó amparar el proyecto.