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Autorizan en Italia el primer suicidio asistido legal

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El comité ético de un centro sanitario avaló el pedido de un camionero de 43 años tetrapléjico e inmovilizado desde hace 11, basándose en una sentencia de la Corte Constitucional.

Autorizan en Italia el primer suicidio asistido legal

ROMA.- Mario: así se llama el hombre de 43 años, tetrapléjico e inmovilizado desde hace 11 años, que se convirtió hoy en el primer enfermo que obtiene en Italia el vía libre al suicidio asistido.

El comité ético de Asur Marche, un centro de salud de la ciudad de Ancona, en la región de las Marcas, centro del país, decidió que en su caso existen las condiciones para que pueda acceder al fármaco letal. 

La noticia, que representó la victoria de una ardua batalla legal para Mario, tuvo gran repercusión en Italia, donde a diferencia de otros países europeos el suicidio asistido y la eutanasia están prohibidos. Y donde en los últimos años se dieron diversos casos dramáticos de personas en condiciones desesperadas que emprendieron batallas legales para ser desconectadas de maquinarias que las mantenían con vida o se vieron obligadas a viajar a Suiza para cumplir su voluntad.

Mario, camionero que quedó tetrapléjico después de una accidente de tránsito hace 11 años, también debió pelear para lograr su objetivo del suicidio asistido. Aunque había pensado viajar a Suiza para cumplir con su voluntad de morir, como quería hacerlo en su casa y en su país, en agosto del año pasado hizo otra cosa: se convirtió en el primer italiano que le pidió formalmente a su centro sanitario público que aplicara una sentencia con la que la Corte Constitucional se había expedido en un caso similar, en septiembre de 2019.

Este veredicto, considerado histórico porque de hecho abrió la puerta a la eutanasia, tuvo que ver con el caso del famoso DJ Fabo (un disk jockey llamado Fabiano Antoniani) que tras quedar postrado, inmóvil y ciego durante años después de un accidente, fue acompañado en 2017 a Suiza para suicidarse en una llamada “clínica de la muerte”, con la asistencia de Marco Cappato, tesorero y líder histórico de la Asociación Coscioni, que desde años lucha por este tema y que ayudó en esta y en otras ocasiones a enfermos en situaciones similares.

La Corte Constitucional consideró no punible el delito de ayuda al suicidio del que había sido acusado Cappato, porque había cuatro requisitos que lo hacían no punible: la patología de Fabo era irreversible; era fuente de sufrimientos intolerables; le estaban siendo suministrados tratamientos vitales; y era capaz de tomar decisiones libres y conscientes.

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