Jacob Chansley, más conocido como “el hombre de los cuernos” o “el chamán de QAnon”, fue condenado a 41 meses de prisión por haber participado del asalto al Capitolio de Estados Unidos. Además, deberá pagar una multa de 2.000 dólares y será vigilado durante tres años una vez que salga de prisión.
El Departamento de Justicia había solicitado una condena de prisión ejemplar para Chansley, debido a que era una de las figuras más reconocibles e icónicas del grupo de seguidores de Donald Trump que asaltó el Capitolio.
En ese sentido, los fiscales habían solicitado una pena de cárcel de 51 meses, después de que se declarara culpable en septiembre del cargo de obstrucción a un procedimiento legal.
En aquel momento, la irrupción en el Capitolio tenía como objetivo intentar detener el recuento electoral que confirmaba la victoria de Joe Biden en las elecciones de noviembre de 2020.
En medio de un numeroso grupo de personas que irrumpió en el Capitolio, Chansley se destacó por estar con el torso desnudo, la cara pintada y un gorro con cuernos de bisonte. Pero no solo llamó la atención por su vestimenta, sino por lo que hizo dentro del edificio.
Allí, según afirman los testigos, con un megáfono en la mano “incitó a la multitud para que exijan la expulsión de los legisladores” que en ese momento se encontraban dentro del edificio.
En el Senado llegó a dejar una nota de su puño y letra en el escritorio del por entonces vicepresidente, Mike Pence, en la que se podía leer “es solo cuestión de tiempo, la justicia está cerca”. Luego, forcejeó con los agentes que intentaban sacarlo del edificio.
Los fiscales también remarcaron en la acusación que Chansley había sido un prolífico difusor de teorías de la conspiración, en especial aquellas encabezadas por la organización de extrema derecha QAnon, así como de otros mensajes de odio que “avivaron” el incidente.
Finalmente, el 9 de agosto se entregó a las autoridades judiciales, que presentaron seis cargos en su contra, aunque únicamente se aceptó el de obstrucción a un proceso legal.
Chansley, quien durante aquella audiencia para reconocer su participación llegó a compararse con Mahatma Gandhi, sufre un trastorno esquizotípico de la personalidad que le impide relacionarse con facilidad y le puede alterar los patrones de pensamiento, apariencia y conducta, algo que fue utilizado por su defensa para intentar librarlo de los cargos.
En prisión, le pidió sin éxito un indulto a Trump, inició una huelga de hambre para exigir alimentos orgánicos como marca su fe chamánica y concedió a la CBS una entrevista sin permiso en la que negó que sus actos hubieran supuesto un ataque a las instituciones. Según él, fueron un intento por “traer a Dios de vuelta al Senado”.
El balance de aquella jornada fue de cinco personas muertas, incluido un oficial de policía y una manifestante asesinada por un oficial dentro del edificio, informó el portal TN.