
Más de 1.300 personas fallecieron y más de 6.000 resultaron heridas en Siria y en el sureste de Turquía a causa de un terremoto de magnitud 7,4, según informaron las autoridades de ambos países.
Se realizan las tareas de rescate y se teme que el número de víctimas pueda aumentar cuando los equipos retiren más cuerpos bajo los escombros y lleguen a zonas de difícil acceso.
En tanto, países vecinos, como Irak, Chipre, Líbano o Israel, también han sentido los temblores.
En Turquía, el número de muertos asciende por el momento a 912, y el de heridos a 5.383, según el presidente, Recep Tayyip Erdogan.
Las ciudades más afectadas son Adana, Malatya, Adiyaman y Diyarbakir, esta última ubicada a 250 kilómetros al este del epicentro. Unos 1.710 edificios se derrumbaron, entre ellos, un hospital en Iskenderun.
En Siria, el terremoto ha afectado a una zona aún en disputa entre el Gobierno de Bachar al Asad y la oposición armada, donde se encuentran miles de refugiados internos.
La agencia oficial de noticias siria SANA cita fuentes del Ministerio de Salud e informa de 237 muertos y 639 heridos solo en el territorio bajo control del Gobierno en las provincias noroccidentales de Hama, Tartus, Latakia y Alepo.
En tanto, las áreas que aún controla la oposición (la región de Idlib y zonas de Alepo), la organización de los Cascos Blancos, que trabaja normalmente rescatando a personas tras los bombardeos, indicó que hay más de 120 muertos y centenares de heridos.