En la noche del jueves, el Departamento de Defensa de Estados Unidos dijo que había llevado a cabo ataques aéreos en un punto de control fronterizo entre Siria e Irak usado por esos grupos, destruyendo “múltiples instalaciones”.
La organización Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH) dijo que 22 personas murieron luego de que el ataque destruyera tres camiones cargados con municiones provenientes de Irak, cerca de la ciudad de Bukamal, en el noreste de Siria.
Todos los muertos formaban parte de la fuerza de Hashed al-Shaabi, patrocinada por el estado de Irak y que agrupa a diversas milicias pequeñas que tienen vínculos con Irán, agregó el OSDH, citado por la agencia de noticias AFP.
El ataque de la noche del jueves, la primera acción militar ordenada por Biden, llegó luego de tres ataques con cohetes contra instalaciones situadas en Irak y que son utilizadas por las fuerzas estadounidenses y de la coalición que asesoran y entrenan a tropas iraquíes que combaten al grupo islamista radical Estado Islámico (EI).
El secretario de Defensa estadounidense, Lloyd Austin, dijo a los periodistas estar “confiado” en que los bombardeos golpearon “a los mismos milicianos chiitas que cometieron los ataques” del 15 de febrero.
La creciente violencia entre Estados Unidos y esas milicias en Irak, llega a una semana de la llegada del papa Francisco, en el primer viaje de un Pontífice al país.
El Gobierno estadounidense dice que quiere restablecer el acuerdo de 2015, del que el expresidente Donald Trump salió en 2018, y que tiene como objetivo congelar las aspiraciones nucleares de Irán.
Pero Washington también considera a Teherán como una amenaza continua para la seguridad en Medio Oriente y sostiene que no tolerará “actividades malignas” llevadas a cabo por la República Islámica.
Además, Estados Unidos sospecha que Irán está buscando una oportunidad para vengar el asesinato por fuerzas norteamericanas del general Qasem Soleimani, un año atrás.