[vc_row][vc_column][vc_single_image image=”100724″ img_size=”full” alignment=”center” title=”De estilo ecléctico, el Palacio Argüeso, que posee la Argentina en la capital de España, fue construido en el siglo XIX en la calle Fernando El Santo, llamada así por el rey Fernando III de Castilla.”][vc_column_text]El Ayuntamiento de Madrid abrió hasta junio las puertas de 23 palacios de la ciudad, entre los que se encuentra la embajada argentina, una coqueta reliquia que sobrevivió a la convulsionada historia española. Por empezar, sufrió el fuego de artillería entre republicanos y franquistas y hasta dos intentos de demolición.
“Bienvenidos a Palacio!” , soltó hace unas noches el embajador argentino en España, Ramón Puerta, quien al enfatizar el “excelente estado” de las relaciones bilaterales de hoy recordó la visita de Estado que hizo Mauricio Macri allí en febrero pasado.
La embajada en Madrid demuestra el valor de los edificios que Argentina tiene en el exterior y el crudo contraste con el descuido al que han sido sometidos otros. Y también de la desidia sobre la sede argentina en Washington, por ejemplo, incluida en la lista de bienes del Estado que el macrismo puso a la venta recientemente, junto la vieja embajada en Brasil.
Teresa Anchorena, presidenta de la Comisión Nacional de Monumentos, de Lugares y de Bienes, realizó una investigación poniendo en cuestión la venta de la residencia en Estados Unidos, que costaría unos US$ 3 millones de reparación. Finalmente la Comisión no emitirá una opinión adversa a ellos, sin embargo aún no se pronunció sobre la embajada en Brasil. Ya se está investigando si al ser una parte un regalo del gobierno brasileño, se puede poner a la venta o no. En contraste con tanto desapego, el Ayuntamiento madrileño incluyó la residencia en un circuito turístico, en el que están otras joyas arquitéctonicas como el Palacio de Longoria, sede de la Sociedad General de Autores; el Palacio de Buenavista, donde funciona el Cuartel General del Ejército de Tierra.
De estilo ecléctico, el Palacio Argüeso, que posee la Argentina en la capital de España, fue construido en el siglo XIX en la calle Fernando El Santo, llamada así por el rey Fernando III de Castilla. Es una zona de mansiones y sedes diplomáticas. Los documentos del palacio indican que en 1891 pertenecía al marqués del Baztán, un tal Don Miguel Martínez Campos y Rivera Antoní, coronel de Caballería. En 1927 el edifico fue adquirido por los Marqueses de Argüeso, quienes le dan su nombre.
La actual embajada fue escenario a fines del siglo XIX de grandes fiestas y banquetes; así lo recoge la crónica social de la época, que lo da como sitio de “encantadoras e inolvidables veladas”. Dos obuses lanzados en medio de la Guerra Civil hirieron el edificio, que entre 1936 y 1939 estuvo en manos de la Corona Británica.
El Estado argentino compra el Palacio tras el golpe contra Juan Perón, en 1957, en tiempos del embajador Almirante Samuel Toranzo Calderón. Costó 14,5 millones de pesetas. En 1959 Buenos Aires intenta la construcción de un nuevo edificio sobre el otro y convoca a una licitación. Se presentaron entonces importantes empresas españolas pero el proyecto quedó paralizado, lo que empeoró el deterioro pero sorteó su demolición. Hubo otro intento de levantar una nueva embajada pero también naufragó por falta de presupuesto hasta que el embajador Jorge Rojas Silveyra, que sirvió en Madrid entre 1972 y 1973, llegó con instrucciones de restaurarlo y convertirlo en esta lujosa reliquia.[/vc_column_text][vc_facebook type=”button_count”][vc_tweetmeme][vc_column_text]Clarín / vm.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]