En los últimos días, una foto de un niño llamado Gabriel Silva dio la vuelta al mundo y conmocionó a la sociedad.
Tiene 12 años, vive con su mamá y dos hermanos mayores en el municipio de Pinheiro, en el estado brasileño de Maranhao, en una precaria casa de adobe. Cuando no tiene clases, acompaña a su madre en la recolección de residuos.
La imagen, captada por un fotógrafo colaborador de agencia AFP, levantó la solidaridad de muchas personas que no dudaron en realizar donaciones para que la familia pase bien estas fiestas de fin de año.
Un nuevo árbol de Navidad artificial con adornos, una bicicleta y cestas de comida son algunas de las cosas que recibió la familia, que sobrevive realizando esta actividad.
“Nunca tuve un árbol de Navidad en casa”, afirma el jovencito, que sueña con ser futbolista profesional.
Tras el impacto que generó la imagen, el alcalde del municipio se ha comprometido a pagarles una mensualidad de 100 reales y a construir un vertedero público acorde con los estándares sanitarios.