CARACAS. El presidente del régimen “bolivariano” de Venezuela, Nicolás Maduro puso en marcha el proceso para celebrar elecciones parlamentarias bajo su control absoluto antes de que acabe el año. El Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) dio el primer paso al decretar “omisión legislativa” del Parlamento democrático con el objetivo de nombrar un Consejo Nacional Electoral (CNE) a la medida. La maniobra apunta a controlar el proceso eleccionario, un factor clave para que Maduro pueda perpetuarse en el poder.
Según publica El Mundo, que el TSJ no cuenta con esa atribución constitucional, poco importa en el actual panorama venezolano. De hecho, este órgano de la “revolución bolivariana” desde 2015 viene golpeando al Parlamento y a la oposición con un centenar de sentencias. Incluida la del “desacato” desde los primeros días de su constitución.
En este momento, ninguna de las agrupaciones políticas importantes de la Unidad Democrática, pueden participar en los comicios. Es que sus líderes están inhabilitados o directamente, los partidos están suspendidos. Tal es el caso de Voluntad Popular, donde milita Juan Guaidó, cuyo proceso de disolución avanza en medio de la pandemia.
La maniobra ilegal del chavismo estaba cantada porque bajo ninguna de las circunstancias el grupo parlamentario gubernamental más sus distintos aliados alcanzarían las dos terceras partes requeridas para elegir al nuevo CNE. En cambio, en la Asamblea Nacional (AN), donde la oposición sí contaba con 2/3 partes, al principio, sufrió la embestida del TSJ y el chavismo. Es más, ni una sola de las leyes aprobadas durante cinco años fueron puestas en marcha por el gobierno de Maduro.
