Un atentado con explosivos contra un colectivo del Ejército de Siria dejó este miércoles al menos 14 personas muertas en Damasco, en lo que se considera el ataque más sangriento de este tipo en años en la capital de este país.

Una hora después, un bombardeo del Ejército mató a 13 personas, entre ellas diez civiles, en la provincia norteña de Idleb, el último gran bastión yihadista y rebelde en el noroeste, según confirmó la ONG Observatorio Sirio por los Derechos Humanos (OSDH).

Cerca de las 7 de la mañana, un colectivo militar que circulaba en proximidades de un puente estratégico de la capital fue blanco de un ataque terrorista con dos aparatos explosivos pegados al bus, causando la muerte de 14 personas y dejando varios heridos.

Imágenes divulgadas en los medios locales mostraron un colectivo en llamas y un equipo que se ocupaba de desactivar un tercer explosivo plantado en la misma zona. Damasco no había sido tan golpeada por la violencia de la guerra siria, especialmente desde que militares y milicias aliadas tomaran en 2018 el último bastión rebelde cerca de la capital.

El ataque, que todavía no fue reivindicado, es el más mortífero en Damasco desde un atentado que se atribuyó el grupo yihadista Estado Islámico (EI) contra el Palacio de Justicia en marzo de 2017, y que dejó unas 30 víctimas mortales.

Aproximadamente una hora después de la explosión, el ejército bombardeó la ciudad de Ariha, en la provincia de Idleb, severamente castigada por la guerra.

La acción, que provocó 13 víctimas mortales, entre ellas al menos un combatiente, se produjo en un área concurrida de la ciudad en la hora punta de entrada a la escuela. Tres de las víctimas eran niños.

Se trata de uno de los ataques más sangrientos desde que entró en vigor una tregua en Idleb, en marzo de 2020, auspiciada por Rusia y Turquía, los dos principales actores extranjeros en el conflicto sirio.