Sadaat, de 49 años, fue funcionario del presidente Ashraf Ghani Ahmadzai, desde 2014 hasta agosto pasado, cuando los talibanes llegaron a Kabul, tras una guerra civil incesante que empeoró en mayo pasado, cuando el gobierno de Estados Unidos anunció que retiraría sus tropas del país asiático. En septiembre del año pasado, Sayet Sadaat, solicitó ingresar a Alemania como refugiado y lo consiguió. 

Entre 2016 y 2018, había ocupado el ministerio de comunicaciones de Afganistán. Manifestó que dejó el puesto porque estaba harto de la corrupción dentro del gobierno.

De ministro a repartidor de comida

Según la agencia Reuters, Sadaat invierte cuatro horas del día en aprender el idioma alemán; de noche y durante los fines de semana. Se viste con el uniforme anaranjado de la empresa empleadora y recorre las calles de Leipzig en su propia bicicleta, para entregar pizza a domicilio. 

“No hay que tener vergüenza, es un trabajo como cualquier otro”, afirmó el afgano cuando la noticia llegó a la prensa y la agencia AFP fue a entrevistarlo. “No encontré un trabajo a la altura de mis diplomas y mi capacidad”, explicó.

Sadaat dice que está orgulloso de sumar 1.200 kilómetros de recorridos por toda la ciudad a lo largo de un mes. “Yo hubiera podido ser uno de esos ministros corruptos, habría podido ganar millones de dólares (…) y no habría tenido necesidad de trabajar, pero estoy orgulloso, mi alma está en paz y no tengo que sentirme culpable de nada”, confesó.

Por este trabajo, recibe 15 euros la hora; es decir, 50% menos que el salario mínimo de Alemania. 

Si bien tiene las nacionalidades afgana y británica, optó por instalarse en Alemania antes de que el Brexit hiciera más difícil esta marcha para los ciudadanos del Reino Unido.